Por: Redacción/
Las nuevas generaciones de profesionales de la salud que el país requiere para realizar buenas prácticas en los entornos hospitalarios, cuentan con la formación adecuada, desde las primeras etapas de enseñanza, a fin de utilizar de manera correcta los dispositivos de protección personal, circular dentro de los quirófanos y ofrecer un mejor servicio a sus pacientes.
Así lo aseguró Hugo Laparra Escareño, del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, tras referir que esta entidad universitaria capacita a los futuros médicos para enfrentar todo tipo de crisis sanitaria.
Los alumnos de medicina aprenden con gran apertura los temas de humanismo y ética, los cuales generan beneficios en la calidad de la atención a las personas. “Ahora se ha visto su relevancia, y en los programas se deberá fortalecer la relación con nuestros pacientes”, consideró.
Laparra Escareño detalló que durante las intervenciones, la incertidumbre o miedo a saber lo que va a pasar es frecuente en el personal médico y pacientes. Un procedimiento quirúrgico, por ejemplo, genera ansiedad en sí mismo y si sumamos el momento que estamos viviendo, tan complicado, se agrega la zozobra.
En tiempos de pandemia como los actuales, afirmó, los resultados de ese aprendizaje se demuestran en el trabajo de los profesionales universitarios.
Recordó que esta situación ha dejado algunos aspectos positivos en el área médica, como la importancia de seguir los protocolos, sin bajar la guardia.
“Se ha visto que, reforzándolas, estas medidas de seguridad serán un parteaguas en la nueva normalidad. Después de la crisis sanitaria, mejorará la calidad de la atención en todos los pacientes, no sólo en los enfermos de la COVID-19”.
Al participar en el programa “La UNAM Responde”, de TV UNAM, Laparra Escareño señaló que un correcto entrenamiento del personal de salud (médicos, enfermeras, camilleros, etcétera), permite conocer y aprender cómo y cuándo usar o retirar el equipo de protección personal. “Eso hace la diferencia entre prevenir el contagio de COVID-19 y un desenlace menos favorable”.
Aseveró que es fundamental que los futuros galenos cuenten con esta instrucción, a fin de reducir riesgos cuando estén en sus lugares de trabajo, como hospitales, en la llamada “primera línea de batalla”.
Para evitar la infección por vía respiratoria, el personal médico debe usar cubrebocas, sobre todo en procedimientos como la intubación o la toma de muestras. En estos casos, junto con la ropa adecuada, es relevante la protección ocular, detalló.
Refuerzan protección
La incertidumbre de la crisis sanitaria provoca además que algunos procesos quirúrgicos se vean afectados. Hay dos tipos de cirugía: la electiva (se hace de forma programada, planeada y con una adecuada valoración) y la de urgencia (la que no puede esperar, como en el caso de una apendicitis aguda).
Actualmente son más estrictas las medidas de protección y se requiere una prueba negativa del virus SARS-CoV-2 de la persona que será intervenida y, de preferencia, debe permanecer en aislamiento 15 días antes de la intervención.
Laparra Escareño reconoció que hoy el trato médico-paciente no ha sido sencillo, porque quienes tienen COVID-19 deben permanecer aislados. El contacto se dificulta, aunque en el caso de la comunicación con los familiares se recurre al uso de las nuevas tecnologías como el teléfono celular para comunicarlos. Esas herramientas, que también son parte de la telemedicina, han revolucionado la relación, concluyó.
El especialista recalcó la importancia de continuar con el adecuado manejo de los residuos en los hospitales, porque se ha visto que el nuevo coronavirus permanece activo durante varias horas o días en superficies específicas, por lo cual los protocolos deben ser muy estrictos y prevenir una cadena de contagios.
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