- Es una condicionante para que se profundicen desigualdades estructurales en los siguientes años, afirmó Pedro Salazar Ugarte, director del IIJ de la UNAM.
Por: Redacción/
El impacto más demoledor, disruptivo, sentido y preocupante de la pandemia es la manera en que incidirá en acrecentar y profundizar las enormes desigualdades que aquejan a la sociedad, afirmó el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Pedro Salazar Ugarte.
Este fenómeno nos golpeó de manera desigual, incluso dentro de nuestras propias comunidades, pero condicionó también a que se profundicen desigualdades estructurales para los próximos años, añadió en la inauguración del Seminario Democracia, Estado de derecho y COVID-19, organizado por la entidad universitaria y el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.
Tan solo el fenómeno educativo, el acceso de los niños a la educación y la manera diferenciada en que pudieron tener acceso a ella, ya es una condicionante determinante de las desigualdades que tendrán que padecer en los siguientes años; y eso por no pensar en otras vinculadas con derechos humanos, como la salud, los sistemas de seguridad alimentaria, vivienda, etcétera.
De alguna manera estamos avizorando la salida de la pandemia, y apenas hacemos cuentas, en muchos frentes y sentidos, de lo que nos ha dejado, porque ha tenido un impacto considerable a nivel global en los últimos años, expuso el coorganizador del Seminario.
“Llegó para quedarse con efectos dilatados y prolongados en las próximas décadas, y sobre eso debemos pensar juntos, porque las afectaciones han sido conjuntas”, abundó Salazar Ugarte en la primera actividad internacional híbrida de esa entidad académica desde que inició la emergencia sanitaria, en marzo de 2020.
Al referirse a este evento expresó: “lo imaginamos de manera conjunta entre el IIJ y nuestros colegas de la Universidad de Turín (Italia) pensando en cómo la pandemia había impactado en nuestros continentes y cuáles eran los puntos de similitud, de afectaciones a la democracia y al Estado de derecho que la emergencia sanitaria había traído tras de sí, las diferencias y los puntos en los cuales podíamos reflexionar juntos, y en cuáles teníamos que hacer matices y tomar distancia”.
En el aula Guillermo Floris Margadant, el investigador emérito del IIJ, Diego Valadés Ríos, señaló que un factor sensible en los ámbitos internos e internacional es la desigualdad institucional. Tales asimetrías institucionales se han hecho ostensibles y trascendido fronteras de manera que el ejercicio del Seminario contribuirá a la perspectiva más diáfana de lo que ha pasado en el mundo.
“Se verá cómo, en algunos lugares, las respuestas institucionales estuvieron acompañadas por la presencia de los sistemas representativos y la participación social, en tanto que en otros la presencia dominante fue la de los gobiernos y no siempre sujetos al escrutinio efectivo de los congresos o parlamentos”, apuntó.
Entre los temas a desarrollar en el encuentro –a realizarse hoy y mañana– destacan la hegemonía de los gobiernos, por lo menos en casos concretos como el mexicano, y las profundas debilidades que se presentan en algunos sistemas, como el nuestro, representativo, y los riesgos que eso implica para el electoral.
Fernando Cano Valle, también de ese Instituto, consideró que frente a los millones de víctimas de la COVID-19 hoy más que nunca debemos apelar a que el sistema internacional de los derechos humanos rija los destinos de la humanidad, y no la voracidad de los mercados insaciables.
La Organización Mundial de la Salud recientemente reportó 14.9 millones de personas que murieron por la pandemia. De acuerdo con lo publicado por investigadores italianos, existen tres aspectos que explican por qué su nación ha sido la más afectada por el coronavirus de toda la Comunidad Europea.
En autopsias se observó que eran pacientes con enfermedades que dañaron la barrera de los tejidos respiratorio, cardiovascular tales como asma, esofagitis, trastornos gastrointestinales y fumadores; asimismo, con padecimientos metabólicos y autoinmunes como personas con obesidad o diabetes. El tercer grupo es el que estamos viviendo en la COVID permanente, que es causa directa de patologías psiquiátricas, entre ellas la depresión.
A su vez, la también coorganizadora del Seminario, Guadalupe Salmorán Villar, refirió que esta iniciativa tiene como finalidad reflexionar, conjuntamente y desde la pluralidad, sobre los efectos de la pandemia en la democracia y el Estado de derecho, en México y el mundo. “Para lograrlo hemos invitado a un grupo nutrido y plural de investigadoras e investigadores que desde las perspectivas más diversas reflexionen sobre los desafíos, los retos y la capacidad de respuesta de este paradigma jurídico y político”.
Agradeció a los colegas de las universidades de Turín y Carlos III de Madrid, “por sumarse con entusiasmo a este ejercicio impulsado por el IIJ y el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional”. Preparamos una conferencia magistral y cinco mesas temáticas: impacto de la pandemia en la articulación y el ejercicio del poder público; afectaciones que la crisis sanitaria ha supuesto en el mantenimiento y vigencia de las democracias; o bien, las respuestas de los estados nacionales para hacer frente a la emergencia, concluyó.
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