Por: Carolina Carrasco
En la primera sesión del seminario “Rafael Martín del Campo”, organizado por académicos del Laboratorio de Vertebrados Terrestres de la entidad, Julia Carabias, académica de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM afirmó que, por la buena o por la mala, la naturaleza nos va a cobrar lo que está ocurriendo en el planeta.
Añadió que de continuar la tendencia actual en el aumento de la temperatura del planeta, la vida no podrá mantenerse como está, lo que no significaría que se extinguirá o que colapse, sino que se transformará de una manera que no conocemos: “Esa predicción de futuro no se tiene, pero hay suficiente evidencia para decir que cambiará sustantivamente”, dijo.
El cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son dos de los grandes retos que enfrentamos como sociedad en el desarrollo y la relación con la naturaleza, que para el siglo XXI deberán abordarse “o no veremos a nuestro planeta como lo conocemos hoy, si es que alguien lo ve”, sentenció.
Por lo pronto, ya hay evidencia de que la Tierra ya se alteró: en el siglo XX se registraron incrementos de entre 0.5 y hasta cuatro grados en ciertas partes de la Tierra, precisó la experta.
El consumo de combustibles fósiles es el principal factor de generación de gases de efecto invernadero. A ello se suma la deforestación, que también es la primera causa de pérdida de biodiversidad, y la forma en que se dispone de los residuos sólidos. Estas transformaciones se reflejan en un incremento de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes o sequías, a los cuales México es muy vulnerable.
La flora y fauna están concentradas fundamentalmente en los trópicos, con cerca del 70 por ciento de la biodiversidad, y en particular en las selvas, que por ello son sitios clave, afirmó en la conferencia Retos y visiones sobre la vida silvestre frente al cambio global. La principal causa de la perdida de la biodiversidad es la deforestación que se registra, sobre todo, en el trópico y en las selvas de América Latina. México, por desgracia, tiene uno de los primeros lugares, subrayó la científica.
Como resultado del cambio climático, en nuestra nación los ecosistemas que más se modificarán serán los bosques de pino y abeto por arriba de los dos mil 800 metros de altura, además de los de niebla, así como los arrecifes, advirtió.
Carabias sostuvo que el establecimiento de áreas protegidas, el manejo forestal sustentable o el pago por servicios ambientales son acciones necesarias, “pero si no se ponen en una lógica armónica de planeación, sirven para poco o nada”.
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