Por: Redacción/
Una profunda pobreza, marginación y desigualdad social generada por una injusta distribución del ingreso; autoridades incapaces y rebasadas por una sociedad civil solidaria y propuestas gubernamentales insuficientes e insatisfactorias, además de incertidumbre sobre el destino de las donaciones para la reconstrucción son algunas de las problemáticas que exhibió el terremoto del 19 de septiembre pasado en México.
Académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), colaboradores del número especial de la revistaReporte CESOP, El sismo que movió a México, editada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados coincidieron que para las próximas elecciones se debe ejercer el voto de manera reflexiva, a fin de aspirar a un cambio que permita erradicar la corrupción y construir un mejor gobierno.
El maestro Roberto Constantino Toto, académico del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco, afirmó que hay responsables del desastre generado por el terremoto pasado: “la corrupción y un sistema político económico que genera pobreza y marginación”.
Los efectos severos y con un mayor número de decesos se registraron en los lugares donde “hubo malos manejos, donde está presente la pobreza y la mayor desigualdad social”, siendo nosotros mismos responsables de esa situación adversa”.
En este ámbito de pobreza y desigualdad social resultará muy complicado reconstruir las zonas de siniestro, “porque el país se volvió de nota roja, ya sea por los fenómenos naturales, la violencia que genera la inequidad, el funcionamiento inadecuado de nuestras instituciones y por una cultura de la que nos hicimos cómplices”.
Los daños expuestos por el terremoto “no pueden ser resueltos por Protección Civil, lo que exhibe el sismo es lo peor de nosotros como sociedad, la falla institucional, las descolocaciones organizacionales y el comportamiento negativo de mucha gente”.
La doctora Violeta Núñez Rodríguez, docente del citado Departamento, sostuvo que las zonas más marginadas y con pobreza extrema de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Morelos, Puebla y la Ciudad de México fueron las que mayores daños sufrieron, y la oferta del gobierno federal de 15,000 pesos para daños menores en viviendas y 120,000 para la reconstrucción total es insuficiente e injusta, aunado a que plantea convertir en deudores de la banca a quienes requieran mayores recursos.
La propuesta gubernamental es que “sean autónomos ante el desastre y la reconstrucción, cuando la política ha sido de oposición a la autonomía de los pueblos indígenas para decidir sobre sus tierras y riquezas naturales”.
El doctor Alfonso León Pérez, adscrito al Departamento de Relaciones Sociales, señaló que si bien el sismo de 1985 dejó una serie de aprendizajes respecto de las medidas de protección y de acciones a desarrollar, el temblor de septiembre pasado reveló que aún hay muchos temas por atender a nivel federal y local.
“Nuevamente los gobiernos fueron rebasados por la magnitud de la tragedia, por lo que la sociedad civil se adueñó del espacio público para organizar el funcionamiento de la vida cotidiana”.
El especialista en temas de sociedad civil, procesos electorales y sistema de partidos consideró que el Plan DN-3 implementado por el ejército resultó insuficiente para afrontar la dimensión de la catástrofe y brindar una respuesta satisfactoria a las necesidades de una sociedad demasiado grande y compleja.
También hay incertidumbre respecto de cómo serán administrados los recursos donados por instituciones, personas y gobiernos internacionales y nacionales, y su ejecución requiere de mayor transparencia.
La doctora Nery Esperanza Cuevas Ocampo, académica del Departamento de Educación y Comunicación, dijo que las familias se han hecho cargo de la reconstrucción ante la debilidad institucional, “aguantan y asumen las funciones que las instituciones deben proveer”, y ante un panorama de desastres se les debe ofrecer ayuda psicológica para superar los daños y el dolor.
Por ello es necesario incentivar la toma de acciones hacia un manejo constructivo de las emociones y generar condiciones para lograr, en especial que los infantes sean sujetos activos en su propia recuperación.
El doctor Ángel Wilhelm Vázquez García, profesor del Departamento de Producción Económica, afirmó que las empresas no están preparadas para afrontar la crisis o cualquier tipo de contingencias que inciden en el buen funcionamiento productivo por una mala planeación.
Las organizaciones deberían ser conscientes de que se está expuesto a diversos tipos de acontecimientos inesperados, siendo necesario contar con planes para las crisis desde una perspectiva de colaboración.
La doctora Abigail Rodríguez Nava, del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco de la UAM y el maestro Giovanni Jiménez Bustos, investigador del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop), coordinaron la publicación apoyados por el Ingeniero Químico Ricardo Martínez Rojas Cruz, director de Estudios Regionales del Cesop.
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