Por: Redacción

El presidente de la Comisión de Salud, diputado Elías Octavio Íñiguez Mejía (PAN), propuso exhortar al Instituto Nacional de Salud Pública a elaborar recomendaciones sobre el consumo de bebidas lácteas para una vida saludable, que permitan distinguir si las calorías que aportan son por grasas o carbohidratos, y detallen cuáles se consideran alimentos, conforme a la Ley General de Salud.

A través de un punto de acuerdo que presentó en la Permanente y que analiza la Segunda Comisión, mencionó que el problema del sobrepeso, la obesidad y la diabetes en el país ha obligado a la autoridad federal a decretar, “por primera ocasión en la historia, una alerta epidemiológica por un padecimiento no transmisible”.

La incidencia de estas condiciones en la población mexicana ha tenido un incremento muy importante a partir de la última década del siglo pasado y, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 71.3 por ciento de la población adulta presentaba sobrepeso u obesidad.

Íñiguez Mejía argumentó que diversas acciones se llevan a cabo para combatir esta situación que, al no atenderse, se convierte en un factor de riesgo para otros padecimientos crónicos como la diabetes e, inclusive, algunos tipos de cáncer.

Relató que a raíz del panorama de sobrepeso y obesidad en el país, en 2007 el Instituto Nacional de Salud Pública elaboró y publicó un documento denominado “Recomendaciones sobre el consumo de bebidas para una vida saludable”; sin embargo, cuestionó, “afirma que consumir leche entera genera un gran aporte de calorías con poco valor nutricional”.

Sostuvo que la leche es uno de los alimentos más antiguos que conoce la humanidad y desde hace siglos está comprobado que es buena para los huesos e insustituible para el crecimiento de un niño. “Es un alimento muy completo para todos, ya que cuenta con nutrimentos básicos por contener proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales”, explicó.

La Ley General de Salud establece en la fracción I del artículo 215 que se entiende por alimento “cualquier sustancia o producto, sólido o semisólido, natural o transformado, que proporcione al organismo elementos para su nutrición”.

En México, continuó, de acuerdo con datos de la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (CANILEC), el consumo per cápita de este producto es de 340 mililitros diarios. Tal cantidad es menor a los 500 ml diarios recomendados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Según cifras de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), se cuenta con un consumo per cápita anual de leche de 106.6 litros, muy por debajo de países como Uruguay y Argentina, que registran alrededor de 234 litros por habitante, “por lo que también es necesario intensificar las campañas de consumo de leche”.

El diputado refirió que en el país se producen aproximadamente 11 mil millones de litros de leche cada año; las regiones que más aportan son Jalisco, Coahuila, Chihuahua y Aguascalientes, entre otros. “No obstante, el consumo de leche muestra tendencia a la baja, y una parte puede explicarse por la confusión generada acerca de sus componentes, aportes nutricionales y contenido de grasa”, precisó.

Expuso que un elemento adicional es que no existe una vigilancia estricta sobre los productos que se publicitan como leche o con una denominación similar, que no permite a las personas saber realmente lo que están adquiriendo o consumiendo.

“Para una persona no es fácil diferenciar entre leche, fórmula láctea, producto lácteo combinado y derivado lácteo. El envase que utilice la palabra lácteo puede generar confusión de que se está adquiriendo leche, cuando en realidad los nutrimentos que contenga no son los mismos, y en estos casos sí pueden contribuir al problema de sobrepeso y obesidad al integrar aditivos que aumenten el aporte calórico de ese producto, sin una correspondencia en su valor nutricional”, añadió.

Elías Íñiguez mencionó que para el consumidor, la única forma de diferenciar esos productos es por el precio, ya que la leche tiende a tener un precio mayor que los otros alimentos que usan el término “lácteo”.

Por ello, se pronunció por contribuir a que se emitan recomendaciones basadas en la mejor evidencia científica, teniendo en cuenta las diferencias entre bebidas y alimentos, y entre la aportación calórica distinta de carbohidratos y grasas.