Por: Vicente Flores Hernández
El Senado de la República requirió a la Secretaría de Salud y a sus homólogas en las 32 entidades federativas, reforzar las acciones que contribuyan a prevenir y disminuir las enfermedades producidas por la ingesta excesiva de sal.
Además, solicitó a la dependencia implementar campañas informativas y de concientización sobre los riesgos que provoca para la salud la alta ingesta de este mineral, principalmente al consumir alimentos procesados.
En el dictamen avalado por el Senado se expone que el consumo de sal se relaciona con la muerte de más de nueve millones de personas al año. Al mismo tiempo, detalla que su abuso se traduce en hipertensión y en un deterioro de calidad de vida, por lo que reducir su ingesta es primordial para la salud.
Por otra parte, señala que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la reducción en el consumo de sal, se podrían salvar poco más 8.5 millones de vidas en todo el mundo, en un período de diez años.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión es una enfermedad silenciosa que mata a millones de personas. Se calcula que uno de cada tres adultos del mundo padece hipertensión, cifra que se incrementa conforme aumenta la edad: una de cada diez personas de 20 a 40 años, y cinco de cada diez de 50 a 60 años.
En este contexto, la OMS subraya que una persona debería consumir solo 5 gramos diarios de sal. Sin embargo, en algunos países de Latinoamérica el consumo promedio por habitante es mayor al límite; en promedio, la ingesta en Brasil es de 11g; en Chile es de 9 g; en Estados Unidos es de 8,7 g y en México el límite es superado, pues se ingieren hasta 11 o más gramos, por lo tanto, reducir 2 gramos de sal en la dieta diaria podría salvar 17 mil vidas cada año.
Entre los factores que contribuyen al desarrollo de la hipertensión arterial se encuentra la obesidad, el consumo de alcohol, el tamaño de la familia, circunstancias de nacimiento, las profesiones estresantes y el consumo alto en sal en los alimentos.
Aunado a esto, contar con un salero en la mesa significa un incentivo para consumir más sal de lo que ya traen los alimentos. “Antes de tomar un salero se debe reflexionar en las causas que contrae su consumo en primera instancia la enfermedad de hipertensión y todos los padecimientos que deriva de ella hasta la muerte”, puntualiza el texto del dictamen.
Asimismo, expone que la ingesta de sal entre la población mexicana no es solamente un riesgo para la salud, sino que también se puede traducir en un problema de salud pública que colapse financieramente al sistema, debido a los altos costos que genera la atención de enfermedades como la hipertensión arterial, la cual, de puede causar un accidente cerebrovascular trombótico o embólico, infartos lacunares o un accidente cerebrovascular hemorrágico con hematoma intracerebral, entre otros.
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