Por: Redacción

Al analizar imágenes o representaciones audiovisuales y su producción en los medios digitales aparece una constante: la diversidad cultural es marginada, denotando que los ejes de la modernidad son la discriminación y la desigualdad social, lamentó la doctora Elisenda Ardévol Piera, catedrática de la Universitat Oberta de Catalunya.

La investigadora –quien estudia el cambio social y la continuidad cultural a partir del conocimiento etnográfico– sostuvo que los indígenas son identificados como seres primitivos incapaces “de acceder a la civilización o de contribuir a la modernidad”.

La especialista disertó sobre la línea de investigación que desarrolla invitada por el Posgrado en Ciencias Antropológicas y el Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa, en colaboración con el Doctorado en Ciencias Sociales y la Maestría en Comunicación y Política de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al dictar la Conferencia: De lo visual a lo virtual, andares etnográficos por el ciberespacio, la cultura digital más allá abundó en los aspectos epistemológicos, éticos y metodológicos que pueden ser tratados en los procesos de investigación del ciberespacio y las redes sociales.

“Aprendí que es bueno compartir, pero no sabemos cómo hacerlo porque descubrí que la tecnología no nos está cambiando pues hacemos las mismas cosas, sólo que de distinta manera: una transformación cultural y social no va de la mano con la computadora”.

Sin embargo, existen otros instrumentos culturales que permitirán una reformación social, afirmó.

Los doctores Luis Reygadas Robles Gil y Néstor García Canclini sostuvieron un conversatorio en el que debatieron con la doctora Ardévol Piera sobre la utilidad de la interdisciplina en los estudios de lo virtual o la antropología de los medios.

García Canclini opinó que las exclusiones en el mundo virtual provienen de prácticas políticas que existen fuera de la Red y que “se contraponen a la lógica de que la tecnología permite acercarnos a los otros. Sucede que creamos muchos mundos, tanto físicos como virtuales.

“Debemos superar la idea de que lo digital nos subordinaría. La antropología es ideal para comprender lo virtual porque al situarse en la otredad y la interculturalidad, históricamente nos ayuda a ser más abiertos y comprensivos con el otro”.

Al mismo tiempo obliga a trabajar con la interdisciplinariedad pues, por ejemplo, es necesario hacer sociología y comunicación para hacer antropología urbana.

El riesgo es que los actores sean estudiados sin enfatizar de manera suficiente las estructuras escondidas que conviven con la tecnología, así como lo fueron “las comunidades indígenas, idealizadas en otra época en la antropología, que analizaba minuciosamente las relaciones interpersonales comunitarias ignorando otros factores fundamentales, concluyó.

Reygadas Robles Gil habló sobre un tipo de vértigo iniciado con la aparición de la máquina de vapor y que luego continuaría con la electricidad, el teléfono, la computadora y ahora se acentúa con la Internet y los celulares; “no sabemos hasta dónde va a llegar este mundo digital, pues son ya varias décadas que llevamos estudiándolo y no lo visualizamos.

“La antropología ha logrado participar en este gran debate a pesar de que sería una de las disciplinas menos preparadas para estudiar lo virtual, pero se debe a su preocupación por tratar de entender al otro”, puntualizó.