Por. Redacción/
El Presidente Enrique Peña Nieto miente cuando afirma que las mujeres mexicanas viven una realidad distinta a la del pasado, y miente porque este sector de la población se enfrenta de manera cotidiana al miedo; prueba de ello son las atroces noticias en los medios de comunicación, donde se evidencia que la violencia se vuelve más extrema contra nosotras, reclamó diputada Maricela Contreras Julián.
Al presentar el posicionamiento del Grupo Parlamentario de Morena con motivo del Día Internacional de la Mujer, señaló que los hombres no conformes con violar y matar a las mujeres, ahora las desaparecen, torturan, mutilan, descuartizan, arrojan ácido en la cara y entierran en fosas o avientan en parques, ríos o carreteras.
“Vivimos en un México que ha transitado de una guerra contra el narcotráfico, dejando una estela de muerte, a una guerra silenciosa contra las mujeres, donde se nos viola y asesina sin ton ni son. Y la única respuesta es la impunidad que permite cifras tan alarmantes de la violencia de género. Nada más cruel que esa realidad”, enfatizó.
Ante el pleno de la Cámara de Diputados, dijo que subir a la máxima tribuna del país este 8 de marzo es una oportunidad para ser crítico y reclamar las injusticias que padecen las mujeres día tras día. Ello, agregó, porque la sociedad todavía las culpa de lo que les pasa, por su forma de vestir o salir a trabajar y, lo peor, por el sólo hecho de su género.
“Es una mentira que vivamos en una realidad distinta, pues no hay localidad, comunidad, municipio o estado, incluso vivienda, donde no se nos violen nuestros derechos humanos”, manifestó la también Presidenta de la Comisión Especial de Delitos Cometidos por Razones de Género.
En ese contexto, criticó que el Estado mexicano está absorto en discursos y mantiene instituciones que se han vuelto “elefantes blancos” que ya no sirven para nada, a pesar de que costaron mucho esfuerzo para su creación, como la Fiscalía Especial para los Delitos de Violenta Contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA).
“Mientras las mujeres vivimos aterrorizadas en cada uno de nuestros espacios de vida cotidiana, nos enfrentamos a un sistema de justicia que privilegia la impunidad. Porque de qué nos sirven tantas leyes que hemos hecho en este Congreso de la Unión, si no podemos aterrizarlas para lograr justicia para las mujeres y unas mejores condiciones de vida”, recalcó.
Contreras Julián también mencionó que en 2008 la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) reveló que 67 de cada 100 mujeres mayores de 15 años sufrían violencia, y que ahora el mismo instrumento arroja el 66 por ciento; es decir, que sólo se bajaron cuatro puntos porcentuales en 10 años.
“Además, la ENDIREH señala un aumento de 100 por ciento de los asesinatos de mujeres en una década. En 1990 se registraron mil 519 y en el 2016 fueron dos mil 813; sumando en 10 años 23 mil 858 mujeres asesinadas, por el sólo hecho de ser mujer. Esa realidad es la que nos enfrentamos todos los días”.
Asimismo, consideró que si bien hay avances legislativos a favor de las mujeres, existe un alejamiento de la realidad, dado que las leyes no se aterrizan en políticas públicas y no se aplican de manera concreta. Éstas, lamentó, se han convertido en un catálogo de buenas intenciones, donde el Estado no asume la obligación de acatarlas y generar esquemas de garantía para el ejercicio de los derechos de las mujeres.
“Mientras tanto, en este Congreso de la Unión caemos también en la simulación. Seremos la Legislatura con más mujeres diputadas, pero la más improductiva en temas para la igualdad de género y aprobando cosas de retrocesos como la objeción de conciencia”, protestó.
Al dedicar su discurso a María Luisa Ortiz Arenas –activista y feminista de Guerrero que fue desaparecida y encontrada asesinada el lunes pasado–, dijo que la defensora de los derechos humanos representa a las mujeres víctimas de feminicidios en nuestro país.
“Es momento de las causas; de defender los principios; de recuperar los valores de una sociedad donde el tejido social se ha desbaratado por las espirales de violencia, de pobreza y por la falta de respeto de nuestros derechos humanos. Poner fin a la violación de nuestros derechos es nuestra responsabilidad. Es un tema de dignidad y debiera ser un asunto del Estado mexicano”, concluyó.
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