Por: Redacción/
A nivel mundial, se estima que la hipermetropía afecta hasta al 20.8 por ciento de los niños. De no ser tratado con oportunidad, este padecimiento, que dificulta enfocar objetos de cerca, podría ocasionar serios problemas en el aprendizaje escolar, alertó Lizbeth Uribe Campos, académica de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad León de la UNAM.
Esta condición la presentamos todos al nacer, porque se vincula con el desarrollo del globo ocular, pero al llegar a los dos años de edad se corrige de manera natural; sin embargo, no siempre sucede así y en las primarias es posible encontrar a pequeños con dificultades para desarrollar actividades de coordinación ojo-mano, o para la adquisición de la lectura y la escritura, aunque esta afección puede detectarse desde preescolar si se observan trabas para llevar a cabo tareas que requieren visión cercana.
La hipermetropía se puede acompañar de astigmatismo, y “se considera que 67 por ciento de la población que padece la primera también presenta la segunda condición”, precisó.
Las principales causas para tener hipermetropía es tener un ojo muy pequeño, sufrir de una alteración que provoca enfocar después de la retina (lo que vuelve borrosa nuestra visión de cerca) o que la lente más externa del ojo, llamada córnea, es más plana de lo normal.
Para detectarla a tiempo es recomendable una evaluación de la vista desde el primer mes de vida y dar seguimiento a la progresión de habilidades visuales junto con el crecimiento del globo ocular; así, si se identifica un problema se puede intervenir con el uso de lentes.
Sin embargo, subrayó la universitaria, “los especialistas debemos ser cautelosos y dejar pasar un tiempo conveniente para dar oportunidad a que el globo ocular tenga su desarrollo normal, de lo contrario podríamos entorpecer ese proceso”.
La hipermetropía se puede corregir con el uso de lentes y por lo general no es progresiva. “Si vemos que el paciente no alcanza 100 por ciento de visión aún con anteojos, se pueden implementar terapias para fortalecer las habilidades visuales; con esto se evita que al ingresar a la escuela haya retrasos en la lectura, escritura, coordinación ojo-mano, atención y percepción visoespacial”, reiteró.
Además, concluyó, es importante que los niños usen sus lentes todo el tiempo; “para ello se debe involucrar a la familia y una estrategia podría ser que los demás miembros los utilicen también, aunque sea de forma simulada, para que el pequeño crea que es como vestir una prenda. Una vez que esté consciente de que ve mejor, será más difícil que los deje de lado”.
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