Por: Moctezuma Reco / Analista
Contrario a la creencia popular poco letrada, la lectura de cómics provee al niño, joven o adulto que los lee de algo sin igual, desde la esperanza del niño inquieto que es golpeado por su tutor para disciplinarlo hasta el sueño de ver sanado a su ser querido infectado por una enfermedad mortal: El aprender a resistir sin importar que suceda.
El cómic se relaciona con el mito por elementos heroicos de super héroes, el cual es asociado a un “dios” de la modernidad, con la diferencia (aunque no muy distante) del carácter ritual, religioso o de comunidad, si no de la cultura de masas.
Estos héroes surgen principalmente de la “cultura pop” y en este contexto, los protagonistas provienen de la sociedad convencional, en su mayoría clase media baja y en pocos casos de la aristocracia o clase guerrera, los cuales se disfrazan de alguien común y corriente para pasar desapercibidos en su mayoría, procurando ser torpes o lerdos en su día a día, en términos generales.
Uno de los héroes más populares es el asombroso hombre araña, quien pierde sus padres, vive las vicisitudes de la vida cotidiana como buscar trabajo y sobreponerse a su principal influencia personal: su tío, quien arroja una de las frases más populares y que viene al dedillo para esta columna: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” (si, es un adagio referido a la espada de Damocles, sin embargo todos al escucharlo, lo asociamos al hombre araña).
Dentro de su pesada vida, el hombre araña se tiene que enfrentar a seis enemigos muy poderosos en un mismo momento, los cuales son bautizados como los seis siniestros, a manera de una analogía muy nerd, vamos a aterrizar esos seis enemigos que a criterio personal y cruzando información con diversos analistas, hemos concluido como enemigos imaginarios para nuestra super heroína en turno: La presidenta electa.
El primero de los seis siniestros serán casos como Ayotzinapa, donde si bien a criterio de muchos analistas fue de inicio mal llevado por el gobierno federal en turno (asumieron la responsabilidad de inmediato sin intermediar los órdenes de gobierno subordinados), y la otrora oposición, hoy Gobierno de México, enarboló el estandarte de la justicia social empleando como ejemplo mundial este caso, se siguen debiendo respuestas.
A pesar de los años transcurridos desde la desaparición de los 43 estudiantes, aún no se ha esclarecido completamente lo sucedido ni hecho justicia para las víctimas y familias, sin importar lo prometido, ha habido críticas sobre la falta de transparencia y de una investigación independiente y creíble por parte de las autoridades correspondientes, esto ha llevado cuestionamientos constantes sobre la confiabilidad de los resultados presentados por el Gobierno.
Persiste la preocupación por la impunidad y posible corrupción dentro de las instituciones encargas de la investigación y el sistema judicial, lo que dificulta el avance del caso y la rendición de cuentas. La comunidad internacional ha expresado su preocupación y sigue de cerca el desarrollo del caso, lo que ha generado presión adicional sobre el Gobierno de México para actuar de manera transparente y efectiva.
Este caso, ha destacado problemas más amplios de Derechos Humanos en México, incluida la violencia contra estudiantes y activistas, así como la necesidad de garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos en todo el país. Se ha señalado la necesidad de reformas profundas en las instituciones de seguridad y justicia mexicanas para prevenir tragedias similares en el futuro y para mejorar la capacidad de respuesta y rendición de cuentas del Estado. Y eso por señalar un caso “tipo” mejor ni hablar de Allende, Coahuila, o de San Fernando, Tamaulipas; y de hacer un recorrido por toda la república encontraríamos fácil más de 43…mil.
La reforma judicial, como segundo siniestro, busca abordar problemas sistémicos persistentes en la impartición de justicia, y fortalecer el estado de derecho, lo cual enfrenta un desafío por demás significativo que requiere un enfoque cuidadoso y comprometido. Dentro de los riesgos asociados a esta propuesta, de inicio destaca la resistencia por parte de sectores dentro del sistema judicial, que ralentizarán o dificultarán la implementación efectiva de la reforma. La intervención indebida por parte de actores políticos podría comprometes la independencia judicial y socavar los principios fundamentales del estado de derecho.
La implementación de una reforma tan amplia y compleja requerirá recursos significativos, así como un compromiso continuo por parte del gobierno para asegurar que los cambios se lleven a cabo de manera efectiva y sostenible. Existe la presión de la opinión pública y de la comunidad internacional para que los cambios produzcan resultados visibles en términos de mejora en la justicia, lo cual será difícil lograr en corto plazo. La pérdida de confianza en México como un lugar de inversión es algo que ya presenciamos.
Las Fuerzas Armadas, son el tercer siniestro y es el que más expectativa está causando, sobre todo con el hermetismo que rodea la víspera de la designación de los Altos Mandos del Ejército y Armada. Pero esa designación no es el tema central, ya que quien sea designado se guiará de manera general o al menos en apariencia bajo los designios de la futura Comandante Suprema. Sin embargo, la posición que México está adoptando ante los países de izquierda, está haciendo suponer ya a varios analistas la posibilidad latente de insurrecciones, tal como fue el caso reciente de Bolivia y la inmediata reacción de algunos líderes de opinión respecto a que si la confianza prevaleciera en el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas Mexicanas y la posibilidad de eventos de ese tipo en nuestro país.
A lo mejor, estamos lejos de esos escenarios, ya que nuestra posición geográfica nos hace un país muy particular, y más que lo que sucede al sur, al grupo de analistas que frecuento, nos preocupa más el norte, quien se encuentra actualmente en una vorágine de polarización política y social muy peculiar, y quienes si tienen influencia directa en nuestras Fuerzas Armadas aunque no nos guste admitirlo.
La Economía, como cuarto siniestro, es tema per se de un análisis vasto, por lo que atenderemos de manera inmediata los temas principales que rodearán los retos 2024 – 2030 que representará la economía mexicana: Promover un crecimiento económico sostenido y diversificado, reducir desigualdad y pobreza, fortalecimiento del mercado laboral, infraestructura y desarrollo regional, sostenibilidad ambiental, políticas fiscales y financieras, comercio internacional y diversificación de mercados, todo ello rodeado de seguridad y estado de derecho.
Estos retos requieren un enfoque integral y colaborativo entre el gobierno, el sector privado y la sociedad para lograr avances significativos, más allá de nuestro mágico 0.2% real trimestral y 2.0% anuales que celebramos como si se hubiera ganado el mundial de futbol (que es una de las mayores preocupaciones del mexicano).
La Salud, uno de los siniestros más peligrosos y audaces, al igual que la economía, será un tema escabroso y difícil de entender en unas cuantas cuartillas, pero se hará un esfuerzo grande por sintetizarlo. Mejorar la calidad de los servicios, cobertura universal y respuesta a emergencias sanitarias, son fundamentales. Para todo ello se requiere un enfoque integral y colaborativo, desde que el designado como cabeza de sector no ande haciendo política ni eventos históricos como acompañante de lujo, hasta los siguientes puntos: Infraestructura y equipamiento, financiamiento y sostenibilidad, prevención y control de enfermedades (la muy necesaria medicina preventiva en el país, cuya ausencia abarrota todos los hospitales a diario), desafíos demográficos y epidemiológicos, capacidad de respuesta real ante emergencias sanitarias y pandemias (recuperar ser un país punta de lanza en el sistema de vacunación, por ejemplo) y mejorar la gobernanza y transparencia en la gestión de recursos y políticas de salud pública.
Todo ello será esencial para fortalecer la confianza pública y la eficiencia en el sector salud. Nunca desestimar la posibilidad de unir a los actores clave en este rubro como el sector privado.
La Educación, como sexto siniestro es un reto mayúsculo, ya que al ser un país tan grande y con tanta población, los temas educativos a nivel nacional reflejan problemas muy serios. No solo se está considerando el hecho de una persona de 15 años que no haya culminado la secundaria, estamos hablando de todos los efectos post pandemia que la precaria educación online dejó a toda nuestra niñez, juventud y adultos “menores”, de igual forma temas como el embarazo precoz, la delincuencia, la pobreza extrema, desintegración familiar, ruralidad en condiciones precarias, el trabajo infantil, las grandes deficiencias del sistema educativo (ahora más que nunca con libros que pretenden adoctrinar más que enseñar), las consecuencias del rezago, son casi idénticas a sus causas: Pobreza, delincuencia y ruralidad.
Todos estos entes que azotan la educación en México hacen que una parte significativa de la población permanezca en un ciclo o bucle eterno que los encapsula y les impide mejorar su calidad de vida. Países que han logrado salir delante de problemas similares han tomado las riendas bajo un sistema educativo estricto donde incrementan profesionales calificados (esto hará enojar al CNTE y a muchos oaxaqueños posiblemente) y como eje principal el financiamiento educativo integral, el cual dota de implementos y materiales a la población más vulnerable, demanda la integración de internet y recursos digitales y la ampliación del sistema educativo.
Como podemos ver, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, esperemos que nuestra líder electa esté a la altura de las circunstancias, como lo estuvo Peter Parker en su momento, ya que si a México le va bien, a todos nos irá igual, ahí se los dejo de tarea…
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