Por María Manuela de la Rosa Aguilar

La tercera parte del mundo se encuentra en guerra; sin embargo, una muy pequeña porción del planeta entero pone en peligro a todos: la guerra en Israel, ya que existe el riesgo de que se extienda e involucre a toda la región, incluyendo al continente europeo y con ello obligue a la OTAN a entrar de lleno, donde los Estados Unidos estarían comprometidos. Por otra parte, los aliados de Hamás, que de hecho ya han tenido una intervención abierta contra Israel. Hemos visto como recientemente Hezbolá, aliado de Hamás, lanzó varios ataques contra objetivos militares en Israel y desde el inicio de la guerra esta organización terrorista ha estado muy activa.

Israel, esta pequeñísima parte del planeta es importante porque ahí se encuentra el centro neurálgico y el corazón de las tres religiones monoteístas más importantes del mundo, que engloban a casi 2,400 cristianos de muy diversos credos (31% de la población mundial) de ellos  hay 1,400 millones de católicos (19% de la población del mundo), 1,500 millones de musulmanes ( 22% de la población del planeta) y 13 millones de judíos, de los cuales el 41% viven en Israel (representan en total 0.16% de la población total del planeta). Esto es, para más del 72% de la población en el mundo, este país es importante porque ahí están los lugares más sagrados de su religión.

Y de acuerdo al profeta Daniel, Jerusalén es el lugar donde sucederán los acontecimientos que marcarán el fin de los tiempos, previos a la Segunda Venida del Salvador.

Según la Sagrada Biblia, la nación de Israel se refiere a los miembros y descendientes de las 12 tribus que salieron de Egipto bajo el liderazgo de Moisés, de acuerdo a lo que relata del Éxodo. Estas 12 tribus descendían de los 12 hijos del patriarca Jacob, cuyo nombre Dios había cambiado a Israel (Génesis 32:28). Este es el Israel del Antiguo Testamento. Uno de esos hijos se llamaba Judá y sus descendientes eran conocidos como judíos Así que Judá fue  uno de los hijos y solo una de las tribus de Israel, pues  había otros hijos de Jacob: Rubén, Simeón, Leví, Isacar, Zabulón, Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.

Los descendientes de estos 12 hijos formaron las 12 tribus de Israel, en los libros bíblicos de Josué, Jueces, 1 y 2 de Samuel, y 1 y 2 de Reyes. El rey David gobernó sobre esta nación desde Jerusalén, y su hijo Salomón construyó el magnífico templo en esta misma ciudad. La tribu de Judá era solo una parte de la nación de Israel, así que no se tiene que ser judío para ser israelita. ¿Cómo es que los judíos  adquirieron tanta prominencia, y por qué hoy sólo a  se llama a esta tribu la tribu de Judá?. La nación de Israel nunca fue considerada judía. Cuando la Biblia hace referencias a la nación de Israel, está hablando  de todo Israel o de la nación del Norte que se formó después de la división, compuesta por las diez tribus. Judá se refiere a un estado judío diferente.

La Biblia nos dice que después de la muerte de Salomón, la nación pasó por una crisis bajo su hijo Roboam, que trajo como resultado la división de la nación en dos. Diez de las tribus que residían en el Norte de Jerusalén formaron el reino llamado Israel. Las tribus principales del Sur, Judá y Benjamín, formaron el reino de Judá, cuya capital era Jerusalén.

En Reyes 2,16  se presenta una historia de conflictos entre estas dos naciones, un rey llamado Acaz reinaba sobre Jerusalén (capital de Judá), el rey Peka reinaba sobre Israel y formó una alianza con el reino vecino de Siria (llamado también Edom), y juntos atacaron a Judá. El versículo 6 dice: “En aquel tiempo Rezín rey de Siria restituyó Elath a Siria, y echó a los judíos de Elath”. La nación norteña  es la casa de Israel y en otras ocasiones y la nación del Sur y a sus descendientes, Judá. El reino norteño del antiguo Israel existió durante aproximadamente 200 años antes de caer cautivo bajo el Imperio asirio. La gente del reino del Norte fue echada de su tierra y se dispersó.

Ellos son conocidos en la historia como “las 10 tribus perdidas de Israel”, Judá, la nación del sur, sobrevivió más tiempo que Israel, pero eventualmente también fue subyugada por el Imperio babilónico y la mayor parte del pueblo judío fue llevado a Babilonia.

Varias décadas más tarde, un grupo de judíos regresó a Jerusalén y reconstruyó la ciudad y el templo. En Jerusalén habitó una nación de judíos con su propia cultura hasta que los romanos destruyeron el país. Los descendientes de este estado judío, quienes se dispersaron principalmente a lo largo del Medio Oriente y Europa, establecieron el moderno Estado de Israel en 1948.

Y es Israel donde vivió y murió Jesucristo, que vino al mundo para redimirlo; sin embargo, los israelitas no creyeron que él fuera el Mesías y siguen esperándolo. Pero en ese territorio se encuentran varios lugares de gran valor para los cristianos, sobre todo la iglesia del Santo Sepulcro, el Mote de los Olivos, el Jardín de Getsemaní, la iglesia de San Pedro en el Monte Sion,  Nazaret y el Mar de Galilea.

Para los musulmanes Israel es también un lugar sagrado, porque ahí se encuentra la Cúpula de la Roca y la mezquita de Aqsa o Quibli.

Así que Israel es un lugar de gran relevancia espiritual para más de tres cuartas partes de la población mundial y lo que ahí suceda es de incumbencia para una buena parte del planeta. Independientemente de que es en Medio Oriente donde se encuentran los más grandes yacimientos de petróleo y es una región de gran importancia para el comercio mundial desde hace milenios por su ubicación estratégica, donde convergen tres continentes, siendo un paso natural para el comercio en Europa, Asia y África y ahí se encuentra una de las rutas comerciales más importantes del mundo, como el Canal de Suez y el Estrecho de Ormuz. Y hay que enfatizar que el flujo de hidrocarburos por esta región garantiza  la estabilidad energética global.

Y no podemos pasar por alto que entre los hombres más ricos, poderosos e influentes del mundo se encuentran judíos  como Shari Arison, los hermanos Ofer e Itzjak Tshuva, Sheldon Adelson, Michael Bloomberg y Mark Zuckerberg, la familia Rothschild, etc., quienes tienen gran influencia global.

La guerra en Israel ha entrado en una crisis que podría agravarse. Hassan Nasrallah, clérigo chiíta, que funge como líder político de Hezbolá, se ha manifestado abiertamente contra Isarel, recientemente señaló que el lanzamiento de 300 cohetes sobre Israel, fue un éxito según lo planeado y anunció que están evaluando si continúan con nuevos ataques, esto, en respuesta al asesinato de Fuad Shukr, comandante de Hezbolá que fue muerto tras un ataque aéreo por parte de la fuerza aérea israelita contra posiciones de ese grupo terrorista en Líbano.

Hezbolá, según sus mismas fuentes, ha lanzado miles de cohetes y aviones no tripulados, que en su mayoría han sido neutralizados por las defesa israelí en Galilea. Estos ataques han prendido las alarmas de la OTAN, ya que la guerra podría generalizarse, sobre todo por la abierta intervención de Irán, no obstante los esfuerzos de la diplomacia qatarí, que ha tomado un importante papel como mediador  para lograr una negociación, hasta ahora con pocos o nulos resultados, porque la suspicacia se cierne sobre el ambiente, dado que Qatar de alguna manera juega a favor del frente chiísta, siendo sionista; curioso, por la competencia que tiene con los países de la península arábiga. Así es el ajedrez político. Aunque hay que reconocer que gracias a la mediación de Qatar y de la Cruz Roja Internacional  se ha logrado la liberación  de rehenes israelíes y la excarcelación de 150 palestinos.

Josep Borrell, alto representante de la UE en Política Exterior ha reconocido que la situación en la región está alcanzando un peligroso y crítico nivel, palabras que en boca de un diplomático, alcanzan una dimensión preocupante y consideremos que en caso de una generalización del conflicto, EEUU, que es una pieza crucial, se encuentra en pleno proceso electoral.

Las conversaciones para negociar un alto al fuego continúan en Egipto, lamentablemente ninguno de los actores ha cedido a las exigencias de su contraparte, ya que tanto Israel como Hamás han rechazado las condiciones que ambos plantean, ni los compromisos que los mediadores les han propuesto. Pero la esperanza de un acuerdo continúa, mientras las conversaciones siguen su curso con el fin de salvar las diferencias que impiden un acuerdo de paz. Los mediadores,  provenientes de Qatar, de la Unión Europea, de la ONU, EEUU y Egipto, principalmente continúan trabajando en El Cairo.

Por su parte Hamás acusa a Netanyahu de imponer nuevas exigencias y de no tomarse en serio el planteamiento de un alto al fuego.

Israel también ha lanzado numerosos ataques hacia Líbano, por lo que de facto la guerra se está expandiendo en la región. El ministro de defensa de Israel, Yoav Gallant, declaró un estado de emergencia durante los ataques, si bien en su mayoría neutralizados, pusieron en alto riesgo a la población civil.

La comunidad internacional ha estado alertando sobre la posibilidad de una escalada militar en la región, entre Irán y sus aliados, lo que ha aumentado las tensiones, en un momento en que convergen diversas crisis en Medio Oriente y Europa, no sólo por la guerra, sino por la crisis política, los problemas internos, la migración y el hecho de que se acerca el invierno y no queda muy claro si los insumos energéticos están asegurados.

Estados Unidos, aunque inmerso en su agenda interna, sigue de cerca los acontecimientos, un portavoz señaló que  Washington está dispuesto a apoyar la defensa de Israel, en tanto que es claro que Irán no sólo respalda a Hezbolá, sino que lo abastece con armas y le brinda financiamiento, siendo Hezbolá un aliado de Hamás.

Hezbolá actualmente es considerada la fuerza militar no estatal más poderosa del mundo, según lo ha calificado Firas Maksad, experto en política libanesa y geopolítica de Medio Oriente del Centro de Estudios Middle East Institute (MEI) con sede en Washington. Hezbolá, cuyo nombre significa partido de Dios, es un partido político islamista chiita y un grupo paramilitar respaldado por Irán que ejerce un gran poder en Líbano.

Por su influencia política, militar y de seguridad y también por los servicios sociales que provee, en Líbano se le considera un Estado dentro del Estado, rivalizando con las instituciones del gobierno. Su capacidad de fuego es tal que incluso excede a las del ejército libanés.

De acuerdo con Firas Maksad, Hezbolá ha ganado mucha experiencia por su participación en la guerra de Siria y entrenando y apoyando a milicias pro-Irán en Irak y Yemén”. Y se estima que su arsenal militar es muy grande y preciso por los  misiles que posee.

En el  2021, el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, aseguró que el grupo tenía más de 100,000 combatientes,  aunque algunas fuentes independientes calculan que son entre 50.000 y 20.000.

El Centro Internacional de Estudios Estratégicos e Internacionales calcula que Hezbolá posee entre 120,000 y 200,000 cohetes y misiles. La mayor parte de su arsenal está formado por pequeños cohetes de artillería no guiados. También se cree que dispone de misiles antiaéreos y antibuque, así como de misiles guiados capaces de alcanzar el interior de Israel. Este armamento es mucho más sofisticado que el que tiene Hamás en la Franja de Gaza. Por eso es que una guerra total entre Hezbolá e Israel traería consecuencias imprevisibles.

Imran Riza, coordinador resiente de Naciones Unidas en Líbano y el primer ministro libanés, Najib Mikati, instaron a poner fin a la escalada militar, aplicando la resolución 1701 de la ONU que aseguró el fin de la guerra entre Israel y Hezbolá en el 2006 y por su parte el presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi, ha hecho énfasis en la necesidad de preservar la estabilidad de Líbano, sabedor de las consecuencias de no hacerlo.

Teherán también le  proporciona ayuda política, diplomática, monetaria y le brinda asesoría para organizarse,  según reportes de Washington.  Además, tanto las agencias antidrogas estadounidenses como las europeas acusan al grupo libanés de beneficiarse del tráfico de drogas. Estas acusaciones han sido negadas en repetidas ocasiones por Hezbolá, alegando que su religión les prohíbe fabricar, vender, comprar, contrabandear y consumir drogas. Asimismo, el Departamento de Estado estadounidense señala que Hezbolá también se beneficia del contrabando de mercancías, falsificación de pasaportes, tráfico de narcóticos, lavado de dinero y fraude con tarjetas de crédito, inmigración y bancos.

Por otro lado, los rebeldes hutíes de Yemen, que son financiados por Irán, apoyan a Hezbolá y mantienen la amenaza de atacar a Israel, bajo el sustento de ser una represalia por una operación de Israel en el puerto de Hodeida, en Yemen.

Esta guerra ha dejado ya más de 40,000 muertos y más de 60,000 personas han tenido que abandonar sus hogares. En Líbano ya más de 90,000 personas también se han visto  obligadas a salir de  sus hogares, según fuentes de la ONU.