• Ahora viene el reacomodo de fuerzas internas en Morena. Uno de los grupos más fuertes como el de Bertha Luján alista la llegada del nuevo dirigente para determinar posiciones rumbo a los comicios de 2021.

Por: Israel Mendoza/

De la “guerra de lodo” en Morena por la dirigencia nacional hay dolientes. Los vencidos por las decisiones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al validar los resultados y el listado de candidaturas de la encuesta de reconocimiento organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), están alejados de apostar a la unidad. Gibrán Ramírez y Alejandro Rojas Díaz Durán son los opositores visibles y ahora derrotados.

Y es que se quedó el proyecto dictado desde Palacio Nacional. El 29 de agosto de 2019, Mario Delgado, coordinador de los diputados morenistas, acompañado por Tatiana Clouthier, fue el encargado de hacer visible la propuesta de López Obrador al partido. En su declaración señaló: “el presidente hizo una sugerencia de utilizar algo que está previsto en los Estatutos de Morena, como es la encuesta, resolvería muchos problemas. No dejemos que se vaya a echar a perder porque es la lucha de muchos años y de muchos millones de mexicanos”.

Ahora viene el reacomodo de fuerzas internas en Morena. Uno de los grupos más fuertes como el de Bertha Luján alista la llegada del nuevo dirigente para determinar posiciones rumbo a los comicios de 2021. De la misma manera, Alfonso Ramírez Cuéllar mantener sus acuerdos y lo pactado con los aliados.

Lo preocupante es que, dentro de un partido de reciente existencia en el espectro político, los candidatos hablen de una reconciliación de las bases con la cúpula. Lo que los exhibe como un movimiento efímero que sólo se convirtió en un instrumento para llegar al poder. Incluso, en la coyuntura actual se acusa la falta de piso parejo para la competencia en la que se elegirá a sus dirigentes y se trazará el camino rumbo a los comicios del próximo año.

En este punto, el Partido del Trabajo, encabezado por el dirigente histórico Alberto Anaya quien está listo para abrirle espacios a los militantes disidentes de la dirigencia que se elegirá a través del método de encuesta.

En el último lustro, Anaya Gutiérrez se ha dedicado a darle espacio a personajes afines al proyecto de la cuatroté, a final de cuentas su poder está en el manejo económico del partido mientras que la conducción política la ve como parte del objetivo para monetizar su proyecto.

A final de cuentas Morena sufrió una severa cuarteadura. Se tienen un riesgo ya que al tener un padrón de 3 millones y medios de afiliados y con las elecciones de 2021 a la vuelta de la esquina no estará en condición política de tener resultados satisfactorios y será la muestra que vivir de la figura del Presidente le afecta más al partido y a quien sea su dirigente por la carencia de orden en el interior del partido movimiento.

Los disidentes y quienes esperaban obtener un lugar en la estructura tendrán las puertas abiertas del añoso PT. El 2021 traerá el ajuste en las estructuras de los partidos y el partido del trabajo cumplirá su función de ser el patio trasero de Morena.