Por María Manuela de la Rosa Aguilar

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos están muy cerca, faltan poco más de tres meses y por fin el presidente Joe Biden se baja de la campaña, apoyando a su vicepresidente Kamala Harris, quien, a pesar de la gran oportunidad que ha tenido en su gestión como segunda de a bordo, no ha tenido el éxito suficiente como para posicionarse como una líder que pueda enfrentarse al temerario Donald Trump, ni cuenta con gran popularidad, como sí el candidato republicano. Aunque la renuncia de Biden ha sido un revés para Donald Trump, que ya veía nuevamente en la presidencia, aprovechando la debilidad de su contrincante.

En Los Estados Unidos, donde en los últimos lustros ha imperado una cierta gerontocracia, hemos podido observar como el presidente Joe Biden, de 82 años, que estaba por la reelección, contra Donald Trump, de 78 años, que desea fervientemente volver al cargo, después de un mandato caracterizado por su excesivo protagonismo, violencia verbal y un descuido evidente del curso de gobierno, que pensaba era sólo de presencia pública, sin gestión ni administración de gobierno; irónicamente, con altos niveles de popularidad, como suelen ser los líderes carismáticos.

Aún con los 4 años de diferencia con Biden, ha tratado de venderse como un candidato joven y vigoroso, sobrepasando al presidente Biden, que ya desde hace dos años comenzó a manifestar síntomas de cansancio, con distracciones o confusiones preocupantes, que tienen grandes repercusiones, no sólo al interior, sino a nivel internacional, tratándose del mandatario del país más poderoso del mundo

No obstante, Biden se aferró a su candidatura, apoyado incluso por su esposa Jill Biden, que salió públicamente muy optimista para justificar y avalar la candidatura de su esposo. Esto hizo que Donald Trump se posicionara como el candidato menos malo de la contienda, en un país que de pronto se vio sorprendido por la postulación de dos ancianos, cuando la población norteamericana de más de 64 años es alrededor del 15 %, mientras que una mayoría de entre 15 y 63 años es casi del 66%, por lo que difícilmente ambos candidatos pueden representar al pueblo norteamericano. Sobre todo, habiendo tantos representantes populares de entre 35 y 60 años con grandes carreras y una popularidad relativamente favorable para postularse. La gerontocracia ha estado ganando, aunque no por ello diremos que es malo, pues al contrario, la experiencia es el crisol más importante de la sabiduría, pero llegado a un límite, las facultades de una persona tienden a decrecer, como es el caso.

La democracia norteamericana dio una gran muestra de sensatez, con la renuncia, obligada o voluntaria, de Joe Biden, que ha sido un alivio para los demócratas, pues ante las circunstancias adversas de la reelección del demócrata, poco podía hacerse para superar a Trump, que ha estado fortaleciéndose ante los desatinos de Biden.

Y, sorpresa, el presidente Biden por fin rectificó y decidió renunciar, dando su apoyo a la vicepresidente Kamala Harris, que en tan sólo 7 horas, tras la renuncia de Biden, logró recaudar 47 millones de dólares en donaciones para su campaña.

Pero no todo está escrito, falta todavía que el partido la designe, porque no es la única que aspira a la candidatura, aunque el apoyo de Biden pesa y mucho. El expresidente Barack Obama pidió este domingo 21 al Partido Demócrata nominar a un “candidato extraordinario”, lo cual implica, aunque veladamente, que no se decanta por Harris. Y todos pensarían que apoya a su esposa Michelle Obama, que goza de una gran popularidad y buena reputación, salvo que ella expresamente ha dicho en reiteradas ocasiones que no desea ser candidata a la presidencia, ya que ha rechazado las invitaciones que se le han hecho.

Quedan también varios prospectos: Gretchen Whitmer, quien ha sido la gobernadora de Michigan durante dos periodos, cuenta con gran popularidad y muchos analistas han señalado que se presentará a las elecciones en el 2028; Gavin Newsom, gobernador de California, que ha encabezado varios actos de campaña a favor de Biden, aunque ya ha dado su apoyo a Kamaa Harris; Pete Buttigieg, secretario de Transporte, quien ya se había presentado a las elecciones del 2000, es considerado uno de los mejores voceros del gobierno de Biden; Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, con gran popularidad, fue Fiscal General del Estado; Jay Robert Pritsker, gobernador de Illinois, millonario y dueño de la cadena de hoteles Hyatt, gran crítico de Trump; Andy Beshear, gobernador de Kentucky, joven, guapo y prometedor político, su padre también fue gobernador de su Estado; Wes Mood, gobernador de Maryland, primer gobernador afroamericano de su Estado, veterano del Ejército, empresario y productor de televisión; y tambien se menciona a los senadores Amy Klobuchar, Cory Booker, y Raphael Warnock.

En apariencia son muchos los aspirantes a la candidatura, aunque sus probabilidades se reducen ante el apoyo de Biden a Kamala Harris. Pero, por otro lado, las encuestas indican que la única que puede vencer a Donald Trump es Michelle Obama. ¿A ella se refería su esposo?, tal vez por un acto para rescatar a los Estados Unidos de otra gestión errática de Trump, pues la hegemonía de la primera potencia mundial está en juego.