Autor: María Manuela de la Rosa Aguilar

(Tercera y última  parte)

Son muchos los desafíos que enfrenta el mundo; el mapa político para este año presenta una gran complejidad, sobre todo por los conflictos armados y la inseguridad que ha desatado el narcotráfico que ha incentivado el consumo de drogas a nivel global. Y aunque se ha querido combatir con leyes que permiten el consumo con fines médicos y recreativos para combatir la corrupción y recabar impuestos; no obstante, es un hecho innegable que el consumo de narcóticos genera adicción y trae consigo el incremento de la violencia. De acuerdo al Informe Mundial sobre las Drogas 2022, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, sólo ver que de las personas que consumen drogas, el 40% no lo hace con fines médicos, sino por adicción y hay una relación directa entre el consumo y los conflictos. Y este problema es sólo uno que se agrega a la geopolítica actual.

La crisis interna de Irán podría ser otro factor de inestabilidad. La situación interna de este país islámico cada vez se complica más, el régimen ha conseguido acallar las protestas por la obligatoriedad del velo, pero el malestar continúa porque la población ya no acepta la represión y la situación desventajosa para las mujeres es un ingrediente que ha atraído la atención internacional, sobre todo porque representa una violación a los derechos humanos; sin embargo las elecciones parlamentarias no han traido sorpresas y los conservadores islámicos ganaron, por lo que el Parlamento seguirá en manos del régimen, ya que casi todos los reformistas fueron vetados y se registró una cifra récord de abstenciones, con apenas un 30% de electores. El líder supremo, Alí Jamenei, cumplirá 85 años en julio y circulan rumores sobre su mala salud, así que Irán tendrá una transición en no mucho tiempo, lo que seguramente convulsionará al país.

En 2024 continuará la tendencia de inestabilidad en un mundo convulso y polarizado, menos abierto y más violento, sólo hay que observar los múltiples conflictos internos de muchos países que rebasan sus fronteras y la guerra que cada vez se extiende más.

A finales de julio de este año los Juegos Olímpicos de París serán un escaparate en donde se verán reflejadas las tensiones geopolíticas, en donde la participación de Rusia e Israel serán muy cuestionadas y no se descarta el riesgo de atentados, por lo que los dispositivos de seguridad pueden limitar las actividades de estas competencias en donde convergen visitantes de todo el planeta.

El sistema de Naciones Unidas se ha visto rebasado por la complicada situación global, en donde ha resultado inoperante no sólo para mediar en los conflictos, sino en su papel como autoridad moral, que ha quedado desacreditada, lo que  es un indicio de su decadencia, siendo una figura fantasmal durante la invasión de Ucrania y ahora en la guerra en Gaza, donde las normas internacionales han quedado al margen, ante el uso de la fuerza que han impuesto los más poderosos.

Esta actitud se ha visto en el 2023 con el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia con la crisis del Alto Karabaj, en el conato de agresión de Venezuela a Guyana por la región del Esequibo y ahora con la invasión a la embajada mexicana en Ecuador, su respuesta ha sido más que blanda.

La ONU corre el riesgo de perder no sólo su posicionamiento, sino la autoridad oficial y legal en el plano internacional, lo que representa un gran riesgo para la seguridad global, al quedarse sin árbitro y sobre todo con el instrumento legal más importante para la resolución de conflictos y el mantenimiento de la paz en el mundo.

Esta debilidad de las Naciones Unidas es una señal de que Occidente está perdiendo relevancia sobre todo ante su actitud respecto a las guerras en Ucrania e Israel, en gran medida porque los Estados Unidos se encuentra en la vorágine de un proceso electoral que cada vez posiciona más a Donald Trump, cuya victoria daría un giro a la política internacional. Y, por otra parte, la economía en Europa está estancada, a lo que se agrega que habrá varias elecciones en las que está ganando terreno la derecha radical por todos los errores de los gobiernos de izquierda, que además han estado envueltos en escándalos de corrupción.

Estados Unidos ha descuidado sus relaciones con los países de su hemisferio, que durante este tiempo de olvido de la metrópoli, se han estado acercando a China y  Rusia; el gigante de Oriente lo ha aprovechado muy bien para fortalecer sus intereses económicos, posicionándose de manera muy sólida en los mercados, sobre todo de América, una ruta que lo acerca a los Estados Unidos.

Esto se observa con la expansión de los BRICS, el Foro Económico de Países Emergentes, integrados por Arabia Saudita, Brasil, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Rusia, India, China, Irán y Sudáfrica, que indudablemente tiene una repercusión política en donde dichos países pueden actuar como un solo bloque, muy lejos de Estados Unidos y Europa.

En Europa se celebrarán elecciones generales o locales en Alemania, Bélgica, Bulgaria, Croacia. Chipre, República Checa. Dinamarca, España, Estonia. Finlandia, Francia, Georgia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania, San Marino y Suecia, en donde habrá una mayor participación de los jóvenes, cuyo interés en la política ha ido en aumento, en donde es posible que de manera generalizada haya un cambio en los actores políticos a quienes se les pide mayor eficiencia para enfrentar el problema del incremento de la migración, que ha afectado la estabilidad de la región.

Respecto a las elecciones en la Unión Europea, las encuestas coinciden en que la alianza de Partidos Populares Europeos, de centro-derecha, conservará el primer lugar con unas 180 curules, y los socialistas y socialdemócratas alcanzarán unos 145, en tanto que la derecha extrema lograría 100. Este arribo de la derecha sin duda traerá nuevas políticas económicas, pero, sobre todo, se enfocará aún más en los problemas poblacionales por el creciente ingreso de migrantes, así como la crisis del costo de vida y la inflación. En estas elecciones más de 400 millones de electores de 27 países tendrán en sus manos la elección de 720 eurodiputados.

Se prevé un ascenso de partidos nacionalistas en todo el continente, sobre todo en Alemania y Austria, donde podrían ser primera fuerza.  Y, por otra parte, también podría haber elecciones anticipadas en el Reino Unido, en las que los que muy probablemente los laboristas se harán con el poder, que no tienen desde 2010.

En América unos treinta países elegirán a su presidente, entre ellos El Salvador, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, y en veinte de ellos se prevén elecciones legislativas, en donde irónicamente los resultados de esas elecciones podrían revelar el peligro para la democracia, dados los indicios de las incipientes dictaduras en varios países.

En México se espera el triunfo de la candidata oficial de Morena, a pesar de la mala gestión del actual presidente. México se encuentra enfrentando una grave crisis de seguridad, el estado de derecho es muy cuestionable y la violencia extrema ha cobrado la vida de más de 180,000 personas, donde el crimen organizado evidentemente domina la mayor parte del territorio. Irónicamente es muy probable que el partido en el poder continúe gobernando, gane o no, porque se habla incluso de la injerencia del crimen organizado y del gobierno en las elecciones. La única salida aquí sería la de unas elecciones libres sin la influencia de la propaganda gubernamental y la defensa de la democracia.

En Venezuela, la favorita en estas elecciones es María Corina Machado, pero no tiene asegurada su participación, ya que fue inhabilitada por órdenes del presidente Maduro;  en diciembre presentó un recurso a la Corte Suprema para que revise la inhabilitación por 15 años que la Contraloría le impuso, en un proceso plagado de arbitrariedades. Machado aventaja 50 por ciento contra el 12 por ciento de Maduro en las  encuestas.  Estados Unidos  liberó al colombo-venezolano Álex Saab, por acusaciones de espionaje, a cambio de la libertad de una treintena de estadounidenses y venezolanos detenidos en Venezuela, y al parecer , también a cambio de garantizar  a candidatura de María Corina Machado, lo cual representa  un gran riesgo para Maduro, por lo que es incierta su participación en las elecciones, que hasta ahora han sido simulaciones para perpetuar la dictadura.

En Brasil se elegirán gobiernos a nivel municipal, cuyo desenlace es crucial para el presidente Luiz Inázio Lula da Silva, que busca afianzar el poder legislativo y territorial tras vencer en las presidenciales de 2022 al ultra Jair Bolsonaro.

En mayo en la India, el país más poblado del mundo, unas 945 millones de personas están convocadas a las urnas para las elecciones generales. El BJP, partido del primer ministro Narendra Modi, en el poder desde 2014, se proyecta como vencedor, según las encuestas, ya que su discurso nacionalista seduce a la mayoría hindú. Según la organización Freedom House, en la India hay un deterioro de los derechos políticos y de las libertades civiles,  el  radicalismo nacionalista y autoritario del gobierno, basado en un populismo étnico hinduista, le ha significado el apoyo de amplias capas de la población afectas al tradicionalismo. Las encuestas le dan a la alianza de Modi entre 295 y 335 curules de las 543 del Parlamento, en tanto que la oposición obtendría entre 165 y 205. De ganar Modi, se teme que se acentuaría el nacionalismo religioso represivo.

De acuerdo a un reciente informe, Amnistía Internacional sostuvo que el gobierno de Modi “reprimió selectiva y ferozmente a las minorías religiosas”, en especial las musulmanas, aunque la persecución se extiende a grupos cristianos. Modi juega un papel clave frente a China en la geopolítica asiática. Y no hay que olvidar que la India ha ganado gran importancia estratégica, pero además, se perfila como una de las grandes potencias económicas y cuenta con uno de los ejércitos más grandes y poderosos del mundo.

Por lo que respecta a África, la zona que podría generar gran inestabilidad es el Sahel, donde varios países sufren guerras civiles, con el constante riesgo de golpes de Estado, sobre todo en países como Chad, Guinea-Bisáu o Camerún, gobernados por largas dinastías familiares.  La estabilidad de Chad cobra especial relevancia, ya que es uno de los garantes de la seguridad regional y el último gran aliado de Francia en la zona. Las guerras civiles en Sudán, Etiopía y Mali también son focos de preocupación. Otro país en guerra civil donde el Gobierno podría caer este año es Myanmar.

Hay conflictos también en otros países como Sudán del Sur o Burkina Faso, en donde se han postergado las elecciones en repetidas ocasiones. Este país está gobernado por una Junta militar desde el golpe de Estado de 2022 y se encuentra en medio de una crisis política y humanitaria en el desierto del Sahel, zona  de una gran inestabilidad por las asonadas militares, el terrorismo islamista o las luchas tribales.

En este continente, que ha tenido 8 golpes de estado en 3 años, están previstas diez elecciones presidenciales, que muy posiblemente estén caracterizadas por la violencia

El contexto internacional se observa una gran desconfianza en las instituciones y el fenómeno de la desinformación influye también en el discurso público, en donde se mezcla la propaganda, cada vez más sofisticada, a lo que se agrega la Inteligencia Artificial, que cada vez hace más difícil distinguir lo verdadero de lo falso.

Asimismo, las crecientes tensiones internacionales, como las guerras, los conflictos internos, las crisis económicas y un sinfín de situaciones que complican el panorama que además dificulta la toma de decisiones a los electores, por lo que hay muchos riesgos, el más crítico sería el debilitamiento de la democracia como la estructura de gobierno ideal por antonomasia, o al menos la menos mala, porque los totalitarismos, que ganan terreno, sumirían al mundo en la decadencia.