Por: Redacción/
Los organismos de la ONU y sus socios en Bangladesh trabajan en conjunto con el gobierno de ese país para responder a la emergencia humanitaria creada por el flujo masivo de refugiados Rohingya que han llegado a ese país en las últimas semanas.
Según Naciones Unidas, unos 370.000 refugiados apátridas de esa minoría musulmana han huido de Myanmar a Bangladesh a partir del 25 de agosto pasado. La mayoría de ellos se encuentra en campamentos improvisados y con comunidades que los acoge en el área de Bazar Cox, en la frontera entre los dos países.
La Agencia para los Refugiados (ACNUR) envió hoy por vía aérea 91 toneladas de suministros que incluyen materiales para cubrirse de la intemperie, bidones, mantas y colchonetas, además de tiendas de campaña para 1.700 familias.
ACNUR explicó que esperan satisfacer las necesidades inmediatas de unos 25.000 refugiados y adelantó que planea ampliar la entrega de ayuda en los próximos días para alcanzar a unas 120.000 personas.
El portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Chris Lom, explicó a Noticias ONU desde Bazar Cox que las agencias operan lo más rápido que pueden en vista de la gravedad de la situación; sin embargo, dijo es muy difícil atender a todos los refugiados debido a la cantidad y ritmo de llegada de esas personas. Se trata de gente muy desesperada, acotó.
“Cualquier plan de contingencia en Bazar Cox, un área relativamente pequeña, es claramente insuficiente. Las agencias de la ONU y el gobierno bengalí consideran posible que 100.000 personas más crucen la frontera”, detalló Lom.
Añadió que los organismos humanitarios precisan con apremio 77 millones de dólares para continuar asistiendo a los refugiados y ampliar la ayuda.
UNICEF, por su parte, indicó que el 60% de los refugiados son niños que no han dormido durante varios días y que padecen hambre y debilidad. Algunos de ellos están enfermos y precisan cuidados médicos urgentes, añadió.
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