Por: Jorge Hernández
Como una forma de contribuir a que el migrante mexicano mejore su calidad de vida, su proceso de incorporación y adaptación en Estados Unidos, la UNAM Chicago ofrece cursos de capacitación laboral en computación, técnicas de cocina, de bar, para meseros, inglés para restauranteros y el curso y examen de salubridad para gerencia de servicios alimenticios de Illinois.
Es la primera vez que esta casa de estudios brinda actividades académicas con la finalidad de promover la educación dentro de este sector, “Necesitamos formalizar los oficios que la mayoría de los migrantes mexicanos desempeña en Chicago (en la industria hotelera, la manufactura y mantenimiento de pastos); entonces decidimos atender esa área y ofrecer cursos para mejorar sus habilidades en la materia” comentó Arturo Castro, responsable de Vinculación y Difusión Cultural de esa entidad.
Fue así que se diseñaron programas enfocados a esas industrias, para que quienes se ocupan en el área aprendan más habilidades orientadas a los servicios que ofrecen. Un componente adicional es la psicología de la venta. “Los orientamos para que ofrezcan, en inglés, los productos más caros del menú y así obtener mayores ganancias” mencionó.
El curso de bartender va acompañado de una licencia de servidor responsable de alcohol que, por ley, exige el estado de Illinois a quienes sirven bebidas alcohólicas.
También, abundó, se brinda un curso de certificación sanitaria, reconocido por Illinois, donde por ley (al igual que en otros estados), siempre que se manipulen alimentos en un establecimiento debe haber presente un empleado o gerente acreditado en este programa. Con esta constancia, mejora su situación laboral y les permite ser contratados con mayor facilidad o en mejores condiciones.
Otra actividad que realizan en la UNAM Chicago es mejorar las competencias de los padres latinos para que brinden mejor apoyo académico y socioemocional a sus hijos en EU. Hace unos años se emitió el decreto “ningún niño se debe quedar atrás”, y bajo este precepto se destinan fondos federales a las escuelas públicas para que inviertan en cursos de preparación académica o social para los padres o tutores, explicó.
“Es gratificante saber que contribuyo a mejorar su vida para que se adapten mejor a su entorno y formalicen las actividades laborales que realizan. La intención de la UNAM es adecuarse a las necesidades que tienen, a su estilo de vida, con los horarios más convenientes y a un costo que puedan pagar”, finalizó el universitario.
Hace cuatro años, cuando empezaron a dar estos cursos, lo hacían con un promedio de ocho a 15 alumnos por clase, ahora cuentan hasta con 27.
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