Por: Vicente Flores Hernández
En el marco de la clausura del Congreso de Energías Renovables y Tecnologías Sustentables celebrado en el Senado de la República, Jorge Arturo Aburto Anell, gerente de Transformación de Biomasa del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), explicó que ante las dificultades que enfrenta el sector energético derivado de la carencia de fuentes fósiles en la actualidad, se están explorando nuevas alternativas.
Aburto Anell, mencionó que si bien es cierto que el IMP enfoca sus esfuerzos en hidrocarburos, también cuenta con algunos proyectos de investigación orientados a la generación de energías limpias, principalmente las derivadas de la biomasa, es decir, bioenergía. Mencionó el caso de una planta piloto donde se aprovechan los residuos de los ingenios azucareros para la producción de bioetanol.
“El objetivo de estos proyectos es tornar el sector energético del país en una industria mucho más competitiva en un lapso aproximado de dos años”. Asimismo, destacó que los trabajos de investigación generados en los laboratorios del IMP les han permitido identificar que la biomasa no solo puede ser aprovechada para generar energía, sino también en procesos para transportar hidrocarburos pesados.
En ese contexto, reveló la existencia de un proyecto probado a nivel piloto y que está a punto de ser llevado a campo, el cual básicamente consiste en la disolución de crudo pesado en una solución acuosa para optimizar su transportación. Respecto a este nuevo proceso de transportación para Petróleos Mexicanos (Pemex), el cual ya se había aplicado en Venezuela hace algunos años pero con otros fines, dijo que la biomasa juega un rol fundamental, sobre todo en el momento de refinar el crudo luego de haber sido transportado.
Recordó que la importancia de dicha innovación tecnológica consiste en que la mayor parte de los hidrocarburos mexicanos son muy pesados, situación que complica su transportación y encarece su extracción.
EL proceso consta en aislar —partículas— el petróleo, rodearlo de una solución de agua para que sea mucho más ligero y se pueda transportar a través de los ductos. Posteriormente, se usan derivados de la biomasa para separar el agua del petróleo y dejarlo listo para ser refinado.
Lo interesante de este proceso es que ya fue probado a nivel laboratorio y funciona. Asimismo se han hecho pruebas piloto que revelan que esta nueva tecnología es económicamente competitiva. No obstante, es necesario llevar la tecnología al campo, es decir, escalarla a nivel industrial para cerciorarse de que en verdad se trata de un proceso competitivo, que optimiza la producción energética de combustibles fósiles, pero con base en procesos de baja huella de carbono.
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