Por: Redacción

Los repositorios de libros cedieron su lugar a centenares de alumnos en la biblioteca del CCH Vallejo. La convocante fue contundente ante una multitud de lectores, en un lugar inmejorable para volver sonoro el bolo literario.

Destinado a la lectura en silencio, el sitio se colmó de la voz alta y la didáctica de las juventudes acumuladas de la escritora que desde 1953 se reconoce como taquimecanógrafa: Elena Poniatowska, doctora honoris causa por la UNAM.

Más que el dictamen de una conferencia magistral, la autora de “La Noche de Tlatelolco” entabló un diálogo con la comunidad ceceachera; ellos celebraron cada frase, le enrojecieron el rostro y anegaron sus ojos, como cuando una alumna le pidió una hoja de ruta: “ante un país sumido en la injusticia, ¿qué podemos hacer por él?”.

“La simple pregunta no saben el dolor que me provoca; los jóvenes son la esperanza y atentar contra ustedes es matar el futuro del país, aunque México se vuelve más inseguro y peligroso cada vez. Los chicos lo único que tienen es a ustedes mismos y a su cuerpo, y no buscan enriquecerse como muchos adultos”, expresó.

En el encuentro con jóvenes, que cruzó los 120 minutos, Poniatowska evocó a Rosario Castellanos para denominarlos ‘multitud amorosa’. “Como ella decía, ustedes son un mar de amor; miro sus rostros, sus anteojos, sus gestos y creo que la mejor manera de vivir es enamorados, pero no sólo de otra persona, sino de un país, del trabajo, de una actividad”.

Escriturar

Poniatowska Amor respondió a cada uno de los cuestionamientos de los universitarios, relató cómo Juan Rulfo, convertido en un gran escritor, padecía de un gran temor al público y a la multitud, “además de que hablaba muy rápido”.

Fue del activismo y letras de José Revueltas y Narciso Bassols, a temas mediáticos como la labor de un cineasta mexicano en el star system; les habló del fallecimiento del músico David Bowie, e incluso de cómo escribió su novela, publicada en 1969, “Hasta no verte Jesús Mío”, basada en una historia real de una mujer que visitaba cerca de la exprisión de Lecumberri.

“Deseo que todos los jóvenes puedan tener un empleo, porque cada vez están más preparados; en el caso particular de quienes desean escribir, digo que la escritura es un oficio como todos, como un ebanista o un zapatero; la destreza se adquiere con el trabajo diario.

“Lo que les aconsejo es que lleven un diario, y dentro de esa labor, con el tiempo por lo menos saldrá una buena página escrita, y por supuesto leer más; los niños entre los tres y cinco años tienen la edad ideal para empezar a interesarse por los libros, hay hasta de plástico por si los mojan o los quieren romper. Recuerden, “un libro nunca te va a traicionar, siempre estará junto a ti”.

Mujer

La ganadora del Premio Cervantes 2013 comentó que la timidez no sirve de nada, y como prueba de un cambio en la actitud de las mujeres a lo largo de los años en México, se decantó por el azul marino de los labios pintados de una joven. “Me hubiera encantado hacerlo, pero sólo conocía el rojo; las mujeres tienen todo para creer en sí mismas y la prueba eres tú.

“En mayo cumplo 84 años y sigo pensando que hay que atreverse a hacer más cosas, no hay que temer, porque para mí llegar a ser persona también es algo difícil, no sólo escritora”, concluyó.

Aunque caminó hacia la salida de la biblioteca, entre aplausos y rodeada de las luces de los celulares, Poniatowska nunca se irá, se queda en uno de los módulos de anaquel, en forma de celulosa, de pasta dura, rústica, en su morada permanente.