Por: Redacción
Expertos en materia de bioética, perinatología y genética, advirtieron que los niños nacidos mediante Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA) son más propensos a sufrir enfermedades congénitas, así como Linfoma no Hodgkin, leucemia y disfunciones cardiovasculares.
Durante el segundo día del foro “Técnicas de Reproducción Humana Asistida y Responsabilidad Parental”, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, los profesionales de la salud subrayaron el riesgo que este tipo de embarazos puede enfrentar ante factores medio ambientales y falta de transparencia de las clínicas responsables de ellos.
La diputada Verónica Muñoz Parra, secretaria de la Comisión de Salud, dijo que trabajarán en las recomendaciones biojurídicas planteadas durante este foro, ya que “la protección de salud y bienestar del niño es lo más importante y por lo que estamos aquí; es un bien común que debemos hacer”.
Sostuvo que el fin es poder minimizar los riesgos para el binomio madre e hijo, especialmente para el nonato.
“Debe haber una gran participación de parte de los legisladores quienes tenemos la responsabilidad de aprobar un dictamen que contenga el análisis de lo mostrado durante estos dos días”.
Pidió sumar voluntades con otros actores y escuchar experiencias del resto de países y la Secretaría de Salud, para trabajar en la norma técnica que aún no está acabada.
Alejandra Nohemí Reynoso Sánchez, secretaria de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, llamó a no perder de vista el derecho de los niños a la salud, así como a su crecimiento y desarrollo.
Se pronunció a favor de trabajar en el tema de adopción para que sea la primera alternativa para parejas que no logran procrear, así como en la regulación de las clínicas dedicadas a este tipo de reproducción.
Durante su exposición, Francisco Güell, investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, España, afirmó que los niños nacidos a través de técnicas asistidas de reproducción tienen mayor riesgo de padecer enfermedades, además de que cada vez presentan menor resistencia a las mismas.
Entre estas, se encuentra el riesgo de malformaciones congénitas, aunque, aclaró, en cuanto a cánceres, estos no se presentan de forma más recurrente que en los niños concebidos de forma natural, excepto en el caso de la leucemia donde tienen un 67 por ciento más probabilidades de padecerlo y el Linfoma no Hodgkin, en donde la relación de casos es 4 veces mayor.
De igual forma, en el futuro y de forma crónica, sufrirán de disfunciones cardiovasculares, a pesar de que representan ser niños en buen estado de salud.
Los hijos concebidos a través del trasplante de embriones congelados tienen mayor riesgo de mortalidad perinatal, que los concebidos de un trasplante fresco o sin congelar.
“Se desconoce qué aspectos de las tecnologías de punta aplicadas en este tipo de procedimientos, ya sea estimulación ovárica o trasplante, son las responsables de estas fallas”, reconoció.
Es necesario contar con una ley que prohíba la aplicación de diversas técnicas de asistencia a la vez, que obligue a las clínicas a asumir su responsabilidad en la minimización de los riesgos para el producto deseado, además de que cuenten con transparencia biomédica entre estas y usuarios y clínicas, así como protegerse contra el tráfico de mujeres, mediante la renta de vientre y venta de niños fruto del proceso.
En su conferencia “Bioética y Responsabilidad Parental en TRHA”, el médico genetista Alejandro Martínez Juárez, presidente del Comité de Ética de la Investigación del Instituto Nacional de Perinatología, aseguró que existe evidencia de que los factores ambientales prenatales y postnatales tempranos, influyen de manera importante en el desarrollo de enfermedades crónicas para cuando este tipo de bebés lleguen a adultos
“Las exposiciones a ciertos factores alteran al feto y a su línea germinal, lo que quiere decir que la siguiente generación estaría en riesgo”, apuntó.
Enfatizó que es clara la evidencia de que los factores del medio ambiente del desarrollo inicial del embrión, muchos de ellos liberados por materiales plásticos, e incluso médicos empleados, podrían generar alteraciones crónicas, de tal forma que “los especialistas prefieren no recurrir ni recomendar estas técnicas de reproducción por los riesgos que implican”.
Durante la ponencia Aspectos Psicológicos en las TRHA, la investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Piscología del Instituto Nacional de Perinatología, Diana Pimentel Nieto, dijo que para tomar la decisión reproductiva, alcanzar el embarazo y enfrentar el parto, las mujeres pasan por diversos procesos críticos a nivel psicológico.
Cuando pretenden el embarazo, pero no se alcanza, las mujeres buscan alternativas tanto en lo formal como lo informal, procesos que van incidiendo en el bienestar psicológico de las mujeres e incluso provocando alteraciones emocionales y psicosociales, aseguró.
Debido a las trascendencias sociales y psicológicas las mujeres hoy en día cuestionan su deseo de maternidad, por lo que hay una gran franja de las que optan por la no reproducción.
Ricardo Muñoz Soto, médico especialista en ginecología y obstetricia, de la Secretaría de Salud, informó que aún está pendiente la Norma Oficial Mexicana que regule este tipo de asistencias médicas, aunque, aclaró, cuentan con un proyecto avanzado.
Precisó que las instituciones encargadas de este tipo de intervenciones deberán estar certificadas y avaladas, al igual que el personal médico por parte de la SS.
“Ya hay propuestas de regulación sobre el uso o destino de embriones restantes de procesos llevados a cabo, para evitar problemas legales y/o éticos”, concluyó.
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