Por: Redacción
En la actualidad, el avance de la ciencia permite contar con nuevas alternativas terapéuticas para tratar enfermedades crónicas neurológicas como el Parkinson. Tal es el caso de la estereotaxia, intervención de mínima invasión que ayuda a reducir o eliminar, en algunos casos, el temblor, la rigidez, la lentitud de movimientos y la inestabilidad postural, síntomas característicos del padecimiento.
En entrevista, el especialista en neurocirugía funcional y estereotaxia del Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca (HRAEI), Javier Ceballos Medina, informó que en diciembre pasado el equipo de neurocirugía llevó a cabo con éxito la primera operación de estereotaxia a un paciente de 50 años con Parkinson.
Detalló que se trata de un varón diagnosticado cinco años atrás con la enfermedad. El temblor y rigidez iniciaron en sus extremidades del lado izquierdo para posteriormente afectar las del derecho, imposibilitándolo a valerse por sí mismo.
Precisó que era el candidato ideal, al no presentar enfermedades como obesidad, diabetes e hipertensión, padecimientos que elevan el riesgo de la cirugía, aunado a ser joven y único sostén familiar.
Ceballos Medina indicó que el paciente llevaba un tratamiento médico el cual ya no mostraba efectividad, por lo que la intervención quirúrgica era la opción adecuada para mejorar su calidad de vida.
Fue así como el 13 de diciembre de 2016 se efectuó la intervención por un equipo multidisciplinario, encabezado por el doctor Ceballos Medina, quien explicó que como primer paso al paciente se le fija el aro de estereotaxia, instrumento que, a través de un estudio de tomografía, permite ubicar las coordenadas específicas para efectuar la lesión cerebral, que eliminará los síntomas de la patología.
Mencionó que durante la cirugía se requiere observar la disminución del temblor y la rigidez, por ello el paciente solo se anestesia de forma local.
Para iniciar se practica una incisión en el cerebro de unos cuatro centímetros, ya sea en el hemisferio derecho o izquierdo, según se requiera. Posteriormente, se abren las membranas que mueven el cerebro y se introduce un electrodo en el blanco para comenzar la lesión por radiofrecuencia, que es una aplicación de calor denominada termocoagulación.
En este caso, la cirugía fue exitosa al lograr que desapareciera el temblor, la rigidez y mejoró su estabilidad postural del lado derecho. Sin embargo, al ser una enfermedad crónica los síntomas pueden volver a aparecer.
El especialista subrayó que antes de que una persona se someta a este tipo de procedimientos debe ser evaluada de manera cuidadosa, ya que pueden presentarse complicaciones posteriores a la cirugía como pérdida del habla, movilidad, trastornos de la visión y adormecimiento de extremidades.
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