Por: Redacción/
La pandemia de COVID-19 está lejos de terminar, por lo que naciones como México deben revalorar sus prioridades y necesidades, invertir en ciencia e innovación, redefinir sus sistemas económicos, ser productores y estar a la cabeza en el acceso a vacunas y antivirales, afirmaron expertos de la UNAM durante la videoconferencia de medios, “COVID-19: los primeros dos meses en México”.
William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica, señaló que antes de la llegada del coronavirus a nuestro país, la Universidad Nacional formó comisiones de trabajo para contender con este problema, y hacerlo de la manera más eficiente. “Ya tenemos seis semanas en esta situación”.
A dos meses de haberse registrado el primer caso de COVID-19 (28 febrero) en México, Samuel Ponce de León, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), reconoció que la Secretaria de Salud ha actuado de manera efectiva, y hoy la curva de infectados no tiene el crecimiento pronosticado por múltiples personajes de la sociedad mexicana.
“Aunque no hemos llegado a la situación más grave”, la evolución de la epidemia ha tenido una respuesta organizada y todavía eficiente por parte del sistema hospitalario, y la reconversión hospitalaria ha sido también muy eficaz.
Sin embargo, el tema de la protección de los trabajadores del sector salud, que desde el inicio se pronosticaba complicada, es grave. “De los 15 mil casos de COVID-19 reportados en México, dos mil son de ese sector, lo que habla de la magnitud del problema, pues a pesar de la solicitud de apoyo, los procesos administrativos han sido lentos e ineficientes”, dijo.
Mauricio Rodríguez Álvarez, vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, resaltó que no es la primera vez que la UNAM participa en una situación compleja, “han sido varias y de diferente intensidad, y en los últimos días hemos corroborado la importancia de esta institución en tiempos de crisis”.
Trabajo en la UNAM
Lee Alardín subrayó que la UNAM se ha enfocado en soluciones que van desde la realización de pruebas, optimización de las mismas, atención a la comunidad y apoyo a instituciones de salud.
La Universidad Nacional también ha centrado sus conocimientos en el diseño e implementación de mascarillas y termómetros; reparación de insumos como ventiladores; monitoreo del medio ambiente; revisión de los niveles de contaminación, sistemas de datos y vulnerabilidad, además de hacer recomendaciones para contribuir a la protección de la población, avanzar contra el virus y contender mejor con esta situación.
El también experto del Instituto de Astronomía destacó que no podemos pretender que si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos resultados diferentes. “Debemos tomar medidas de prevención y mitigación, reordenar prioridades y pensar a largo plazo para estar en mejores condiciones”.
Mauricio Rodríguez Álvarez comentó que es mucho el interés de la sociedad sobre los aportes de la Universidad Nacional ante esta crisis sanitaria. “Han sido semanas intensas y de mucha participación de los expertos en múltiples foros, con resultados positivos. Seguiremos ayudando a comprender la situación, aportando nuestro saber y siendo parte de la respuesta a esta emergencia”.
En su oportunidad, Carlos Arias Ortiz, investigador del Instituto de Biotecnología (IBt), señaló que la UNAM trabaja de forma permanente en la secuenciación del genoma de variantes genéticas del virus SARS-CoV-2 presentes en la población mexicana, con apoyo de especialistas del INDRE, INER, Instituto Nacional de Nutrición y la Universidad de Oxford.
Precisó que este proyecto permite identificar las mutaciones en el genoma del virus, que lo pueden hacer resistente a fármacos, además de vigilar las cepas que circulan en el país.
“Lo que encontramos es que la mayor parte de los virus provenían de Europa (9) y Norteamérica (5); las secuencias mexicanas muestran una alta conservación respecto a la secuencia primaria, es decir, que presentan entre cuatro y 15 cambios. Se encontró que la transmisión comunitaria inició en la segunda semana de marzo”, detalló.
Estos resultados son de las primeras secuencias del primer análisis del virus, pero se continuará con la secuenciación de las variantes y con el monitoreo –al menos dos años–, para seguir su evolución en el país.
Yolanda López Vidal, de la Unidad Clínica de Diagnóstico de Coronavirus para la Comunidad Universitaria, que brinda atención a académicos, estudiantes y trabajadores administrativos, reportó que hasta el 15 de abril habían atendido a 620 pacientes, 57 por ciento mujeres y 43 por ciento hombres, con edad promedio de 32 años.
Precisó que en particular se revisa a los médicos residentes de la Universidad que se desempeñan en todas las alcaldías de la Ciudad de México.
Visión a futuro
Malaquías López Hernández, académico de la Facultad de Medicina y docente de Posgrado en Epidemiología, indicó que si bien en México la mortalidad por la COVID-19 es elevada, no es tan grande como en Estados Unidos y algunos países de Europa.
Se estima que en la primera quincena de mayo nuestro país alcanzará el punto máximo de contagios, lo que determinará la evolución de la dispersión, y para junio sería posible alcanzar el final del problema.
Para esa etapa se han planteado estrategias como enfocarse más a la inversión en energías limpias, educación y salud. También, se ha sugerido establecer una renta básica universal; un sistema universal de servicios públicos; un fuerte impuesto a los ingresos, al lucro, y la riqueza; horarios laborales reducidos y trabajos compartidos, además de la reducción de deudas.
“Es muy incierto el panorama y no podemos hacer predicciones concretas. La diferenciación geográfica del regreso a la actividad cotidiana podría ser más peligrosa que las ganancias potenciales”, concluyó López Hernández.
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