Por: Redacción/
La Unidad Iztapalapa posee “muy buena reputación por su actividad de investigación”, aunque ciertos problemas en cuanto a la calidad de la docencia a nivel licenciatura deben ser atendidos, sobre todo ahora que se pretende incrementar la matrícula estudiantil en las instituciones públicas de educación superior, señalaron académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Esto exige conocer dificultades de orden cualitativo y cuantitativo para repensar esa actividad sustantiva, con la idea de impulsar mejoras que alimenten y nutran de argumentos y reflexiones la Comisión del Consejo Académico y decidir “de qué modo reorganizaremos la enseñanza”, consideró el doctor Rodrigo Díaz Cruz, rector de esa sede universitaria.
Este proceso de renovación debe implicar no sólo la optimización de los indicadores cuantitativos, sino la promoción de una práctica innovadora e imaginativa que promueva en los alumnos el desarrollo de conocimientos y habilidades “para que tengan una percepción mucho más integral”.
Sobre todo porque “tenemos virtudes que todo mundo reconoce”, por ejemplo, que es la sede de la UAM con el mayor número de académicos en el Sistema Nacional de Investigadores, de doctores y de indagaciones financiadas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y otras fundaciones, así como que buena parte de los posgrados pertenecientes al Programa Nacional de Posgrados de Calidad.
Sin embargo, la docencia es una de las debilidades más grandes de la Unidad Iztapalapa, mas aun cuando se registra un abandono escolar de entre 20 y 30 por ciento durante el primer año, dependiendo de la licenciatura, y un tiempo indeseado en la culminación de los estudios, afirmó durante el Coloquio: Docencia universitaria en el nivel licenciatura.
Además de los datos cuantitativos que ilustran que hay problemas reales en ese rubro a nivel licenciatura existen otros de orden cualitativo según los cuales hay una suerte de distancia social, política y cultural entre la instrucción y los alumnos.
El maestro Víctor Gerardo Cárdenas González, profesor del Departamento de Sociología de ese campus, indicó que pocas veces se ha discutido y mucho menos propuesto mejoras a la docencia, por lo que debiera ponerse énfasis en lo que se hace en los salones de clase. “La concepción de enseñar es estar todo el tiempo hablando, aunque a veces los alumnos están platicando entre sí, pero cuestiones de la clase”, por lo que el maestro que es hábil sabe leer esas conductas de los muchachos de manera positiva.
En la ponencia Los elementos clave del desempeño docente en el aula universitaria puso en la mesa una de las acciones del actual modelo educativo para evaluar al académico, grabando su clase y la posterior evaluación de los estudiantes.
Este paradigma de meter una cámara al salón desde los años 80 del siglo pasado ha estado “muy presente y se ha utilizado para calificar conductas que el profesor debía presentar y si no lo hacía en el momento adecuado era calificado de manera negativa”, criticó.
Durante casi 40 años “hemos tenido un modelo educativo hegemónico en el nivel superior que ha dejado nociones que muchos de nosotros tenemos ya incorporadas respecto de qué son la enseñanza y el aprendizaje, y resulta que muchas de esas ideas son cuestionables, por lo que tenemos que empezar a cambiar, tener un nuevo lenguaje y hacer propuestas”.
El doctor Juan Manuel Herrera Caballero, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Iztapalapa, planteó que en las universidades existen dos situaciones: la vida cotidiana dentro de las escuelas, donde hay una gran preocupación sobre las siguientes generaciones de académicos, en particular si tienen esa visión de transformar a la sociedad a través de la preparación de los estudiantes.
Y por otro lado las presiones del exterior, en el sentido de que las universidades abran sus espacios –incrementen su matrícula– y con los mismos recursos, ya que la fórmula es que no hay más presupuesto.
El doctor Javier Rodríguez Lagunas, jefe del Departamento de Sociología, mencionó que uno de los grandes retos de los mentores es enseñar bien para que los jóvenes están interesados en aprender.
No obstante, lamentó que en la UAM haya indicadores que “nos atormentan”, es decir, que entre 20 y 30 por ciento de los alumnos renuncien en el primer trimestre a seguir estudiando, lo que se traduce en tres de cada 10 jóvenes.
En la mesa también estuvieron los doctores José Manuel Gutiérrez Fiallo, coordinador de la Licenciatura en Psicología Social; Isabel Arbesú García, docente del Departamento de Teoría y Análisis de la Unidad Xochimilco, y Alicia Rivera Morales, de la Universidad Pedagógica Nacional.
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