Por: Redacción/
Reconocer el valor del trabajo doméstico no remunerado resulta fundamental para visibilizar la desigualdad que persiste en la sociedad derivada de los estereotipos y modelos de convivencia que acentúan la violencia hacia las mujeres, ya que siguen siendo ellas -en mayor medida- quienes se dedican a esta labor.
En el marco del 22 de julio, Día Internacional del Trabajo Doméstico, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), se pronuncia por incluir en la educación y formación escolar básica de las personas el valor social y económico que esta labor representa; asimismo, su reconocimiento debe ser una de las bases para el diseño de políticas públicas que contribuyan a la disminución de la brecha de desigualdad que existe entre hombres y mujeres.
La invisibilidad del trabajo doméstico no remunerado promueve y fomenta la violencia emocional, económica y patrimonial en la esfera del hogar; un ejemplo de ello se hace evidente al momento de un juicio de divorcio, cuando existe la oportunidad de compensar patrimonialmente a quien haya dedicado más tiempo a las diversas labores del hogar, tales como la ejecución material de las trabajos dentro de casa; la ejecución material de las tareas fuera del hogar orientadas a la obtención de bienes y servicios para la familia; la dirección y gestión de la economía de la casa; así como, el cuidado, crianza o educación de hijos, hijas u otros parientes.
Basta considerar lo que revela la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT-2014) en lo relativo a las actividades domésticas, ya que “las mujeres le dedican en promedio 29.8 horas a las semana, mientras que los hombres sólo dedican 9.7 horas a la semana; es decir, triplican el tiempo registrado por los varones. Las mayores diferencias se observan en la preparación y servicio de alimentos, limpieza de la vivienda, de la ropa y calzado.” Cabe señalar que la situación se agrava al tratarse de población indígena.
En este sentido, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha sostenido el criterio de que el patrimonio familiar se compone tanto del trabajo remunerado en el mercado laboral, como del no remunerado, pues ambos contribuyen a la construcción y mantenimiento de un hogar.
Este 22 de julio, reflexionemos sobre la vigencia en la desproporción de tiempo que las mujeres dedican a los trabajos del hogar con respecto a los hombres, recurrentemente a costa de su desarrollo profesional, académico y calidad de vida.
El Día Internacional del Trabajo Doméstico se conmemora desde el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe llevado a cabo en 1983 y es resultado de la exigencia de los grupos feministas por el reconocimiento del valor económico y social del trabajo doméstico, altamente feminizado y tradicionalmente invisibilizado.
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