Por: Redacción
Todas las empresas registradas ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) están obligadas a respetar los límites del ruido laboral para evitar poner en riesgo la salud de sus trabajadores. Para cumplir con esa norma es recomendable que soliciten la intervención de especialistas acústicos a fin de prevenir enfermedades, aseguró Marco Antonio Zenteno Vicente, director de la consultoría Mazy dedicada a la higiene industrial y la seguridad ocupacional.
Al dictar la conferencia Exposición laboral al ruido según la NOM -011-STPS-201, en el marco de la ExpoAcústica-IPN 2016, el ingeniero químico, egresado de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que la industria en su conjunto está obligada a realizar sus actividades de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana 11 que establece que el máximo permisible de exposición real para un trabajador es de 85 a 90 decibeles por un máximo de ocho horas.
Durante el evento, realizado en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco, el especialista detalló que el ruido es el sonido, agradable o desagradable, cuyos niveles de intensidad y tiempo de exposición pueden causar daños a la salud, que van desde los trastornos fisiológicos como la pérdida progresiva o total de la audición, hasta los psicológicos como bajo rendimiento laboral por cansancio e irritación extremos.
Explicó que el nivel de ruido se mide en decibeles (dB) y que en una escala logarítmica sólo bastan tres dB para duplicar el volumen del sonido, esto quiere decir que el doble de 90 decibeles son 93 y en ese caso, si la jornada habitual del trabajador es de 8 horas, con 93 decibles se debe reducir a cuatro.
Para prevenir las enfermedades provocadas por la exposición constante a sonidos fuertes lo recomendable es anticipar el riesgo y prever la cantidad de ruido que se generará en un área determinada para tomar medidas conducentes. Sin embargo, una gran cantidad de empresas no prevén ni se asesoran con un especialista en acústica para reducir el impacto de la contaminación auditiva, lo que las obliga a tomar medidas emergentes, no siempre con los mejores resultados.
Zenteno Vicente detalló que para reconocer los niveles de contaminación acústica, algunos laboratorios de prueba avalados por la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA) y aprobados por la STPS, aplican las metodologías para el análisis de los límites permitidos de acuerdo con lo establecido por la NOM 11.
“De resultar mayor el ruido al límite permitido, se aplica el control que puede ser técnico con modificaciones en la maquinaria o los procesos. Esto con la finalidad de que la gente esté menos expuesta al ruido. También están los controles administrativos que buscan reducir los tiempos y el equipo de protección personal como los tapones auditivos”, informó.
El egresado politécnico también se refirió al delicado mecanismo del oído humano, cuyas células ciliares no deben ser bombardeadas con sonidos muy fuertes porque no se vuelven a recuperar, por ello, sugirió a los empresarios seguir las recomendaciones de los especialistas y evitar exponer a los trabajadores a una cantidad mayor de energía acústica a la que el cuerpo puede recibir.
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