Por: Redacción/
La visión y la relación con el mercado debieran transformarse, sobre todo cuando la economía se ha vuelto más importante que el bienestar y el buen vivir, refirió el doctor David Barkin Rappaport, Profesor Distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al participar en el Seminario Economía social y solidaria en México: retos y oportunidades, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostuvo que es necesario hacer frente a un modelo que “nos empobrece y va en contra del desarrollo de las sociedades”, pues no se puede definir el progreso en términos de organizaciones económicas, aun si están autogestionadas, debido a que no contemplan la vida de todos los actores y participantes.
Este modelo trae consigo instituciones “que nos dividen, trabajos que nos enajenan y procesos que destruyen la sociedad, el planeta y el medioambiente”, al priorizar el precio sobre el valor de las cosas, además de que es una tragedia lo que la humanidad está haciendo con la Tierra y “cómo estamos concibiendo la idea de desarrollo, resultado del modelo capitalista y una vorágine de producción”, indicó el profesor del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco.
La gente no es responsable de lo que está pasando, sino el capital, una fuerza social, un grupo de personas que concentra la mayor parte de los bienes en el mundo, por lo cual resulta importante entender que el capitaloceno –término acuñado por diferentes autores para definir el impacto del capital y sus efectos en la crisis ecológica global– está destruyendo el entorno, pero también las relaciones y vidas que se desarrollan en él.
La economía que separa a la comunidad es en sí destructiva “y lo que tenemos es un gran problema, producto de esa idea de crear una economía social con base en changarritos o promover la lucha contra la pobreza mediante microcréditos, lo cual representa el camino a la destrucción de las capacidades colectivas”.
Barkin Rappaport afirmó que deben construirse sociedades solidarias, ya que “nos encontramos inmersos en una contradicción que no sabemos cómo superar y descifrar”, bajo la implacable lógica del sistema.
Pese a ello celebró y reconoció que en México hay miles de personas que viven en comunidad, quienes están tratando de superar el capitalismo y de asegurar su bienestar y calidad de vida, sin ir en contra del equilibrio planetario, tal es el caso de las cooperativas o las comunidades zapatistas.
Para cimentar estrategias comunitarias nuevas es ineludible una toma de conciencia, una valorización explícita de que hay que transformar la relación con el mercado, teniendo claro qué será puesto en su lugar.
Un mundo solidario, socialmente responsable y ambientalmente posible es de participación universal y para tal fin es preciso “movernos más allá de la resistencia, así como promover una austeridad convivial basada en la autonomía, la capacidad colectiva de gestión, la solidaridad, la autosuficiencia y la diversificación productiva para que haya un intercambio justo entre las comunidades y la gestión sustentable de los ecosistemas.
El investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores apuntó que el trabajo de indagación de la UAM se ha consagrado a colaborar con estos pueblos y promover e impulsar sus iniciativas para construir esos otros mundos posibles.
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