Por: Redacción/

El debate sobre la producción y el consumo de alimentos transgénicos ha quedado atrás y es tiempo de cuestionar de qué manera aprovechar la tecnología genética en la alimentación, qué productos se requiere modificar y cuáles estrategias aplicar para el uso sano de estos suministros, coincidieron el maestro Rafael Calderón Arózqueta y el doctor Rodolfo Quintero y Ramírez, profesores de las unidades Xochimilco y Cuajimalpa, respectivamente.

Los investigadores expusieron que durante el Coloquio Biotecnología, semillas, soberanía alimentaria y sociedad, que se realizará el próximo 4 de septiembre en la Sala de Consejo de la Unidad Xochimilco, especialistas discutirán sobre las nuevas posibilidades en la modificación genética.

En entrevista en UAM Radio 94.1 FM, el doctor Quintero y Ramírez, académico del Departamento de Procesos y Tecnología de la Unidad Cuajimalpa, comentó que en 1993 inició el debate sobre los problemas de cultivar alimentos alterados y comercializar con ellos, pero “ese es un pleito viejo y lo importante ahora es qué conviene modificar para alimentar a la sociedad”.

El doctor Calderón Arózqueta, docente del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco, dijo que “no estamos negados al adelanto tecnológico, sino que insistimos en que debe hacerse con seguridad”, en el sentido sanitario y económico. Por ejemplo, en México se tiene históricamente 63 razas de maíz y cuando se consume el transgénico se desconoce de cuál de éstas se trata.

El maíz modificado genéticamente que nos llega de Sudáfrica, Argentina o Estados Unidos fue seleccionado y mejorado pensando, no en la alimentación humana sino en la animal y se está utilizando para hacer tortillas que llegan a las casas. “Si queremos lograr la soberanía alimentaria y garantizar la alimentación tenemos que pensar en ello”.

Al respecto, el doctor Quintero y Ramírez señaló que a pesar de que en el país ese cereal es parte principal en la dieta de la población, se importa entre una tercera y la mitad del grano, “mucho del cual es transgénico y la gente no lo sabe”, por lo que es necesario tomar control de los cultivos modificados como una potencialidad para atender el problema del hambre.

“Los nuevos productos que estamos exportando, como el arándano, hoy se pueden modificar para garantizar su venta y si nosotros no lo hacemos otros lo pueden hacer”; por lo que es preciso proponer y ejecutar una política pública que coordine este tipo de cultivos, ya que los trabajos que se hacen desde el gobierno federal no son suficientes para planear, producir y distribuir este tipo de alimentos.

En el Coloquio se discutirán temas puntuales como el conflicto de los cultivos genéticamente modificados respecto de su uso y los mecanismos para su promoción a cargo del doctor Steven M. Druker, fundador de Alliance for Bio-Integrity y autor del libro Genes alterados, verdad adulterada; la tendencia en la regulación global de la producción de semillas y el riesgo para la agricultura campesina, que abordará la doctora Alma Piñeyro Nelson, investigadora del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco.

El doctor Quintero y Ramírez expondrá el nuevo conocimiento en la ingeniería genética y la biotecnología, en específico las posibilidades de aplicación en México y la necesidad de una estrategia nacional en beneficio del país.

Los especialistas señalaron que el tema es importante porque con el actual gobierno la situación se vislumbra compleja. El jefe del Ejecutivo rechaza los transgénicos, pero desde la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural se defiende jurídicamente la siembra de maíz transgénico, lo mismo que se impulsa la siembra de soya transgénica.