Por: Redacción
Especialistas y legisladores resaltaron que México debe estar orgulloso de su constitucionalismo, más no satisfecho, porque los métodos actuales para reformar la Carta Magna “se han desgastado y no responden a la realidad social”.
Durante el segundo panel “Diálogos constitucionales: Los constituyentes mexicanos”, el diputado Braulio Mario Guerra Urbiola (PRI), secretario de la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, mencionó que la Constitución Política de 1917 es tres veces más grande al texto original porque se ha convertido en un documento reglamentario.
Todo se quiere constitucionalizar porque lo que se pone en la Carta Magna es más difícil que el poder político lo modifique, por su característica rígida en la que se requiere la aprobación de las dos terceras partes del Congreso, más la mayoría de las legislaturas locales, explicó.
Se manifestó por considerar regresar al origen de una Constitución que exponga principios, anuncie y describa los órganos del Estado, los poderes y los organismos autónomos, y que exista una ley de desarrollo constitucional o de reglamentación constitucional, que también contenga un mecanismo de reformabilidad rígida.
En el evento organizado por el Centro de Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias (CEDIP), Miguel Ángel Garita Alonso, catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM, propuso revisar la formación del constituyente y los mecanismos para enmendar la Carta Magna como ha ocurrido en otros países, donde, por ejemplo, la aprobación de las reformas o una nueva Ley Suprema está supeditada a la decisión del pueblo y no de los congresos locales.
Aunque opinó que no es momento para crear una nueva Constitución, enfatizó que es menester insistir en nuevos métodos constitucionales, “hasta encender los focos rojos”, para reformar la ya existente, particularmente en apartados relacionados con la transparencia, rendición de cuentas, y con la división de poderes.
“Debemos seguir revisando a la luz del derecho constitucional todas esas figuras, para que, en un momento dado, se actualice y modernice la Carta Magna. Este derecho constitucional, nos ha generado documentos que nos ha dado resultados a través de la historia”, precisó.
En su intervención, la historiadora y también catedrática de la UNAM, María del Carmen Saucedo Zarco, destacó que con la Constitución de 1917 se dio paso a instituciones que si bien surgieron como reacción de protesta a esta norma –como colegios católicos-, también fueron organizaciones sólidas, con vigencia hasta nuestros días.
“No diría que son resultados negativos (de esa Carta Magna), ni reacciones contrarias –entendidas en términos peyorativos-, sino, al contrario, son instituciones constructoras que buscan soluciones a algo que la Constitución no pueda resolver”, añadió.
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