Por: Redacción/
Debido a la alta incidencia de infecciones intrahospitalarias en México, el diputado Jacobo Soto Pizano (PAN), urgió a la Secretaría de Salud (SS) a ejecutar una estrategia integral para prevenir y controlarlas en el Sistema Nacional de Salud, a fin de garantizar el derecho a una atención médica oportuna y adecuada.
Sostuvo que una tercera parte de las enfermedades nosocomiales puede prevenirse con una higiene adecuada en el manejo de los dispositivos médicos invasivos (cirugía, transfusiones, asistencia respiratoria mecánica, terapéutica intravenosa, cateterización urinaria).
En un punto de acuerdo que presentó ante la Comisión Permanente, el legislador indicó la necesidad de que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) facilite el ingreso de nuevas tecnologías que combatan esas infecciones, cuya atención alcanza un costo anual aproximado a mil 500 millones de dólares en el país.
Propuso que la SS realice un diagnóstico para definir las campañas e inversiones en tecnología necesaria en los hospitales a nivel nacional, y fortalecer las medidas preventivas en la Norma Oficial Mexicana NOM-045-SSA2 para la vigilancia epidemiológica, prevención y control de esos contagios.
Indicó que de acuerdo con la SS, las infecciones relacionadas con tratamientos médicos son el evento secundario más frecuente durante el internamiento de una persona. En la actualidad, estos padecimientos son delicados y se calcula que hay 450 mil casos relacionados con la atención sanitaria, que causan 32 muertes por cada 100 mil habitantes por año.
Por ello, se reconoce la necesidad de consolidar mecanismos de vigilancia epidemiológica y ampliar su cobertura, mediante el manejo ágil y eficiente de la información necesaria para su prevención y control.
La propuesta, turnada a la Segunda Comisión de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional y Educación Pública, de la Permanente, señala que “es indispensable homogeneizar los procedimientos y criterios institucionales que orienten y faciliten el trabajo del personal que se encarga de estas actividades dentro de los hospitales”.
Una infección nosocomial es aquella que se adquiere en el hospital u otro servicio de salud que no estaba presente ni en período de incubación, cuando el paciente ingresó a dicho centro, explicó.
Como regla general se establecen de 48 a 72 horas luego de la admisión médica para asentar que el contagio se presentó durante su estancia, por considerar el período de incubación; no obstante, existen enfermedades, como por ejemplo las transmisibles por sangre (hepatitis B o VIH) que pueden haberse adquirido durante el internamiento y aparecer después del alta, por lo que deben ser consideradas en ese rango.
El legislador por la Ciudad de México, resaltó que las contaminaciones intrahospitalarias representan un problema de gran importancia clínica y epidemiológica porque condicionan aumento en morbilidad y mortalidad, debido al incremento en el costo social de años de vida perdidos por falta de salud y muerte prematura o discapacidad, además del aumento en el tiempo de hospitalización y el gasto económico.
“Como parte de la función protectora del derecho a la salud, el Estado mexicano debe garantizar que el Sistema Nacional de Salud realice acciones para combatir los padecimientos nosocomiales, a través de la tecnología disponible, suficiente inversión de recursos y capacitación al personal de los hospitales y clínicas con la finalidad de evitar los contagios”, acotó.
Es necesario que la NOM-045-SSA incorpore la obligación de fortalecer la prevención de Infecciones Asociadas a la Atención Sanitaria (IAAS), ya que presentan muchas de las características de un problema importante de seguridad del paciente. Por ello, debe aplicar medidas de control en el ambiente, en el agua y en los diferentes medios de transmisión.
Cada año, el tratamiento y la atención de cientos de millones de pacientes en todo el mundo se complica a causa de infecciones contraídas durante la asistencia médica. Como consecuencia, algunas personas se enferman gravemente, otras deben permanecer más tiempo en el hospital, quedan discapacitadas por un largo periodo o mueren. Además, se genera una carga económica adicional importante para los sistemas de salud.
Soto Pizano explicó que en nuestro país el riesgo es particularmente elevado, debido al aumento en el uso indiscriminado de antimicrobianos en hospitales y unidades de cuidado prolongado.
Asimismo, por la falta de hábitos para el control básico de la infección por parte del personal, como el adecuado lavado de las manos entre los contactos con pacientes, en las unidades de cuidado intensivo, ya que la asepsia a menudo se olvida por la inmediatez del cuidado.
También porque los pacientes hospitalizados se encuentran cada vez más inmunocomprometidos, ya que la tendencia hacia el cuidado ambulatorio deja a los pacientes más enfermos en los hospitales, los cuales se asemejan, cada vez más, a unidades de cuidado intensivo.
Pese a que ya existen estrategias eficaces para hacer frente a algunos de estos riesgos, establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que se implementan en nuestro país, es necesario que se acompañen de acciones integrales para garantizar logros efectivos; como ejemplo, el contar con agua limpia para realizar el lavado de manos.
El problema es de gran magnitud y trascendencia. “Por ello, es indispensable establecer y operar sistemas integrales de vigilancia epidemiológica que permitan prevenir y controlar las infecciones de este tipo”, concluyó.
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