Por: Redacción
La democracia está bajo amenaza en todas partes del mundo, sostuvo el doctor en Sociología James M. Jasper, profesor investigador de la Graduate Center of the City de la Universidad de Nueva York, quien además resaltó que los movimientos sociales organizan la indignación, como una herramienta para los que se sienten excluidos de la participación.
En el primer Congreso Nacional de Estudios de los Movimientos Sociales. Repensar los movimientos. Diálogos entre saberes y experiencias –que se llevó a cabo en el Auditorio Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez de la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– el doctor en sociología por la Universidad de California en Berkeley dijo que cada época ha inventado su propia versión de la democracia.
Por ello la perspectiva y opinión de la cultura acerca de las emociones se ha transformado en las últimas décadas. Se pasó de pensar que tener emociones, especialmente fuertes, excluía a las personas, a convertirse en un requisito para la ciudadanía.
Hay dos conjuntos de emociones que están en conflicto en todos los sitios del mundo en la política: por un lado la compasión, simpatía, respeto y dignidad, y por otro el desdén, menosprecio, escarnio y hasta odio para el otro.
”Incluso, la gran división política, si es que existe, no está entre el trabajo y el capital, entre mujeres y hombres, tecnocracia y movimientos sociales, sino entre los dos conjuntos de emociones”, agregó el ex presidente de la Sesión Comportamientos Colectivos y Movimientos Sociales de la Asociación Americana de Sociología (ASA).
Como ejemplo el doctor Jasper planteó que la campaña electoral de Donald Trump, candidato Republicano a la presidencia de Estados Unidos, ha sido de burla y desdeño para muchos sectores, entre ellos, los discapacitados, y ha encendido el temor en contra de los musulmanes y de los mexicanos por considerarlos peligrosos.
“Trump promueve insultos a todos y humilla a las personas”. Él representa la parodia de un político, pero 40 por ciento del pueblo estadounidense va a votar por el empresario neoyorkino, aseguró el fundador del Taller de Políticas y Protesta de la Graduate Center of de City de la Universidad de Nueva York.
El sociólogo, reconocido por sus aportaciones a la teoría de los movimientos sociales, consideró que el concepto de emociones experimenta un proceso de transformación.
Actualmente se estima que posibilita la empatía, la reflexión, es funcional y serio, “porque las emociones son vitales para ver cómo pensamos y funcionamos en el mundo”.
Incluso, aseguró, las emociones “permiten entender y reflexionar sobre la protesta y la democracia, saber qué quieren las ciudadanas y los ciudadanos. Hay que ver los sentimientos como una manera de pensar en lugar de ser una interferencia. La ciudadanía y la democracia no es sólo un logro político, también es un logro emocional”.
Los movimientos sociales de hoy en día añaden un sentimiento sumamente fuerte de compromiso moral, ayudan a articular las intuiciones morales, siendo la indignación el núcleo, el corazón de la protesta, lo que permite que las personas salgan a las calles, salir de la rutina cotidiana para transformar su realidad.
Pero los movimientos de protesta han perdido poder para amenazar a las elites, porque se vive un contexto en el que hay agitación social todo el tiempo, por lo que resulta difícil captar la atención, hecho que los pone en desventaja.
El Primer Congreso Nacional de Estudios de los Movimientos Sociales, convocado por la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales, reunió a 800 congresistas, 100 de ellos provenientes del extranjero, quienes abordaron 14 ejes temáticos y expusieron más de 650 ponencias, además de conversatorios magistrales, carteles y cine documental.
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