Por: Tris
Los directivos del futbol mexicano deben poner atención a todo lo que genere violencia, lo sucedido con Miguel Herrera, El Piojo, debe ser sancionado con forme al reglamento de la Federación Mexicana de Futbol. Él debía ser ejemplo de conducta deportiva y civismo, pero no fue así.
La agresión a un periodista debe ser sancionada, no solamente las que él haya cometido, también debe poner atención en los comentarios que realizaron los hermanos Dos Santos, los cuales también tendrían que ser ejemplo de comportamiento por lo que representan para miles de aficionados infantiles y juveniles que ven ellos una muestra de su empeño y desarrollo.
Los hermanos escribieron en sus cuentas de Twitter frases que llaman a la violencia y la agresión. Luego, cuando al parecer descubrieron su error, cobardemente eliminaron sus comentarios en esa red social en los que aludían al periodista agredido.
El Piojo y sus jugadores deben ser sancionados, al igual que las barras de los equipos, La Sangre Azul, La Monumental, La Rebel y tantas otras, que han generado violencia, ausencia de público y familias en los estadios deben tener sanciones.
No se puede comparar lo ocurrido con Cristian Martinolli, pero la violencia desatada en su contra puede generar nuevos episodios contra él u otros comunicadores con los cuales afición, entrenadores o directivos no se esté de acuerdo en sus comentarios, pero siempre debe haber espacio a la crítica.
Las instituciones del Estado, por si no lo hicieran las deportivas deben sancionar la violencia.
En el el caso de los periodistas, la violencia en su contra ha sido grave, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, reporta que de enero del año 2000 y hasta junio pasado se has reportado 103 homicidios de comunicadores, la mayoría de ellos cometidos en los de Sinaloa, Chihuahua, Veracruz, Guerrero y Tamaulipas. Aunque en 20 entidades se reportan asesinados de comunicadores.
Asimismo, en lo que va de los últimos diez años, la Procuraduría General de la República (PGR) ha contabilizado 25 desapariciones de periodistas.
Por si fuera poco, la misma institución tiene 718 averiguaciones previas abiertas por diversos tipos de delitos cometidos en contra de los comunicadores, la mayor parte de ellas por los delitos de amenazas, lesiones y privación ilegal de la libertad.
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