• América Latina es una región importante en la política exterior de los Estados Unidos, pero no porque tenga el rango para sus equilibrios de poder, sino porque forma parte de su hegemonía estratégica regional.

Por: María Manuela de la Rosa A./

No obstante que en esta administración la relación con los Estados Unidos no pasa por su mejor momento, es inexorable que debe mantenerse por el interés común y porque la vecindad obliga. Pero si bien no viene el presidente Biden, si envía a la vicepresidenta Kamla Harris y no a la embajadora Roberta Jacobson, coordinadora de la frontera suroeste del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, lo cual indica la indudable relevancia que México tiene para los Estados Unidos.

América Latina es una región importante en la política exterior de los Estados Unidos, pero no porque tenga el rango para sus equilibrios de poder, sino porque forma parte de su hegemonía estratégica regional. Y en este contexto, México es un factor a tomar en cuenta en su política, porque es su vecino del sur, su socio natural y un importante exportador de materias primas.

La política de América Latina es observada por lo Estados Unidos, sobre todo por las variantes ideológicas que pudieran afectar la economía y a la sociedad, como en el caso de Venezuela o Perú, países que han caído en un totalitarismo pseudosocialista caracterizado por un empobrecimiento creciente que ha generado migraciones masivas hacia el norte. Fenómeno que no es privativo de América, pues lo vemos en Europa respecto a Africa y ya es un problema que puede colapsar en cualquier momento a la Unión Europea.

Desde el punto de vista de seguridad, la permeabilidad o no de su frontera sur constituye el termómetro del problema migratorio, no sólo de mexicanos, sino de toda América, e incluso de Africa y Asia, por lo que la agenda bilateral considera prioritaria la política migratoria.

Por otra parte, el problema de la corrupción, que incide sobre todo respecto al narcotráfico internacional, el lavado de dinero y en todos los delitos que caracterizan a la delincuencia organizada, como la piratería, el contrabando, la trata de personas, etc.

La coyuntura política.

La vicepresidenta norteamericana llega hoy por la tarde después de una copiosa votación, precedida por una contienda muy violenta que dejó un saldo de 89 políticos asesinados, pero además con una unánime autoproclamación de victoria por parte de casi todos los candidatos, en abierto desafío a la Ley electoral, por lo que es probable que los resultados sean impugnados.

Esta agitación política seguramente fue la razón para que se cancelara la visita de la vicepresidenta al Senado de la República.

Los dos temas fundamentales que se ha dicho tratará Harris son la migración y el problema de la corrupción, que no sólo ha afectado a la economía, sino a la productividad, a la sociedad, el bienestar de la mayoría, la seguridad interior y nacional, incluso a nivel internacional, porque es un problema global.

En atención a este grave problema no sólo los organismos internacionales han puesto atención, sino el gobierno de los Estados Unidos, que financia a diversas organizaciones de la sociedad civil que estudian el fenómeno de la corrupción en sus múltiples variables y promueven la denuncia.

Ante esto el presidente López Obrador ha calificado de intervencionista este apoyo, por lo que el propio presidente Biden ha señalado que su gobierno seguirá apoyando a las asociaciones que se ocupen del tema. Respuesta contundente, aunque nunca señala al presidente mexicano.

Relación multilateral subestimada.

Y si bien llega a México una funcionaria de primer nivel y la segunda en importancia en el gobierno de los Estados Unidos, es evidente que a México se le ha desestimado, al menos protocolariamente, lo cual es un mensaje muy claro en el lenguaje de la política internacional, porque no habrá un encuentro entre homólogos, sino entre un primer mandatario y una representante presidencial.

Este cambio en la política norteamericana comenzó con el presidente Donald Trump, que no sólo despreció la relación bilateral con México, sino que nunca se cansó de ofender a su vecino del sur y a cambio, el presidente López Obrador respondió con la tersura más sorprendente. Y el trato no ha sido el mismo hacia el presidente Biden, a quien ha desafiado. Lo curioso, que el presidente norteamericano ha hecho gala de la cortesía más exquisita con su homólogo mexicano, pero ha sido firme respecto a su línea de gobierno, en donde no cederá en nada, sabedor de su poderío, no se desgasta en disquisiciones inútiles, conduciéndose con la generosidad de la grandeza.

Sin duda Kamala Harris pondrá los puntos sobre íes. No sólo en el tema migratorio en donde sin duda México ha hecho grandes aportaciones a la seguridad de los Estados Unidos, pero en cuanto a la corrupción traerá un mensaje contundente. Y no olvidemos que existen convenios de ayuda para la región en torno a la seguridad, el narcotráfico y la agenda regional.