• La COVID-19 impacta en el bienestar físico y emocional, como demuestra el aumento notable de padecimientos relacionados con la ansiedad y depresión registrados de 2020.

Por: Redacción/

Ante el rápido avance de Ómicron, la gente comenzó a sentirse nerviosa, reacción normal y comprensible porque “frente a cualquier situación extraña o de amenaza a nuestra salud, es inevitable experimentarlo”, aseguró la profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Melisa Chávez Guerrero.

La COVID-19 impacta en el bienestar físico y emocional, como demuestra el aumento notable de padecimientos relacionados con la ansiedad y depresión registrados de 2020 a la fecha, que en gran parte se debe a una gestión inadecuada de nuestros temores, precisó.

Ante la información en cuanto al número de contagios y fallecimientos, la especialista universitaria recomendó mesura ante el alud de datos y mantener la calma en todo lugar, lo cual podría coadyuvar a disminuir el impacto de Ómicron en la salud mental.

“El riesgo es que nuestra atención se focalice sólo en la pandemia y en la amenaza que nos representa. Si nos colocamos en ese escenario es muy probable que sucumbamos al miedo y soslayemos el entorno. Ese fenómeno es conocido como ‘visión de túnel’, e implica una tendencia a ver sólo lo que tenemos enfrente y volvernos ciegos a lo demás”, refirió la coordinadora de proyectos especiales en la FP.

La académica sugiere “darnos un respiro” y realizar otras actividades como ver en televisión algo que nos relaje, armar rompecabezas, convivir con la familia y retomar hábitos que la pandemia nos hizo olvidar, por ejemplo reír.

“Eso no implica que desestimemos la severidad de la COVID-19 o que consideremos que, porque nos dijeron que Ómicron es más leve, dejemos de preocuparnos. Es preciso seguir en esta ruta de cuidarnos e incluye atender tanto lo físico como lo mental”.

En tanto, para la profesora de la Facultad de Medicina, Rocío Tirado Mendoza, la presencia súbita de una nueva variante que en semanas desplazó a Delta del ámbito epidemiológico, nos cambió las reglas del juego.

“La aparición de Ómicron fue intempestiva y de ahí que resulte tan desconcertante. ¿En qué sentido?, en que empezó a distribuirse muy rápido y en tiempos mucho más cortos”, lo cual ha provocado que en unos cuantos días tengamos conocimiento de personas conocidas infectadas o bajo sospecha de tener COVID-19, lo cual nos genera una sensación de círculo que se estrecha, advirtió.

Destacó que la situación actual genera demasiado estrés en la población y se incrementa con la aparición a diario de fake news sobre el Coronavirus; recibir información confusa incrementa nuestros temores.

Rocío Tirado sugirió no tomar por cierto todo lo que nos llegue sin antes contrastarlo con lo que dicen los expertos, ni siquiera aquellas publicaciones compartidas vía redes o WhatsApp por nuestros familiares o amigos de más confianza. “La ciencia nos dice que los virus de ARN tienden a mutar y de seguro aparecerán más variantes, es lo esperable, pero asegurar que circula por ahí un nuevo virus con lo peor de Delta y la alta transmisibilidad de Ómicron, no sólo genera miedo, también desinforma”.