Por: Redacción
Las microalgas constituyen un arma diminuta para combatir el cambio climático por su capacidad de absorber el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y transformarlo en oxígeno, aseguró la doctora Marcia Guadalupe Morales Ibarría, durante su participación en el ciclo Lunes en la Ciencia.
En la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la profesora-investigadora del Departamento de Procesos y Tecnología de la Unidad Cuajimalpa de la Casa abierta al tiempo explicó que uno de los múltiples beneficios de la utilización y aprovechamiento de biomasa producida a partir de esos microorganismos, es su eficiencia en la remoción de fósforo y nitrógeno de aguas residuales.
Durante la ponencia Productos biotecnológicos y soluciones ambientales a partir de microalgas, la académica expuso que también ayudan en la eliminación de metales pesados y gases de combustión, éstos últimos producidos por la generación de energía eléctrica y que es causante de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La doctora Morales Ibarría aseguró que esos organismos microscópicos habitan en la Tierra desde tiempos ancestrales, siendo la base de la cadena alimenticia al ayudar a diferentes especies en su proceso de acumulación de proteínas, aceites y carbohidratos.
También son responsables en gran medida de la generación de combustibles fósiles como el petróleo y actualmente se emplean en la producción de biocombustibles como el biodiésel, biogás y la bioturbosina.
La académica sostuvo que la biotecnología se ha encargado de desarrollar nuevos productos en el campo alimenticio, entre los que destacan el alga espirulina, chIorella, Kelp, Dulse y Red Algae considerados como súper alimentos, al ser fuente superior de proteína digerible, con alto contenido de ácidos grasos esenciales como el Omega 3 y 6, y con propiedades antioxidantes que ayudan a desarrollar los músculos mientras promueven la pérdida de peso.
El alga espirulina contiene grandes cantidades de magnesio y zinc, además de poseer 60 por ciento más calcio que el queso o la leche fresca, 22 veces más hierro que el hígado de res, tres veces la proteína que un filete de res y antioxidantes como la ficocianina, betacaroteno y clorofila.
La chIorella es conocida por su capacidad para eliminar toxinas del cuerpo, desintoxicar el hígado, los intestinos y la sangre al regenerar tejido celular, mientras protege contra la insuficiencia renal promoviendo el crecimiento de lactobacillus.
La investigadora señaló que a partir de esos microorganismos pueden desarrollarse también ácidos PUFA o poliinsaturados, esenciales para el desarrollo de la fisiología humana, al mejorar las funciones cerebrales y prevenir enfermedades cardiovasculares.
Otros alimentos con potencial comercial y alimenticio son los llamados pigmentos, que en sus más de 400 variedades aportan carotenoides como el beta-caroteno, licopeno, astaxantina, cantaxantina y luteína, además de sus potentes propiedades antioxidantes y antinflamatorias.
La especialista en tratamiento de efluentes gaseosos por biofiltración recomendó generar productos especializados de bajo volumen a altos precios de venta y aquellos especializados como los empleados en esquemas de refinerías, que hacen procesos de conversión de biomasa para producir biocarburantes y productos de valor agregado.
Las ciudades resilientes proponen incorporar las microalgas al paisaje urbano con la finalidad de capturar CO2 y generar biomasa que pueda utilizarse en la obtención de biocombustibles, fomentando una relación simbiótica entre éstas y los seres humanos, como ocurre en Alemania, donde algunos edificios cuentan con paneles repletos de ellas, con lo cual producen oxígeno para sus habitantes.
La doctora Morales Ibarría estudia el tratamiento biológico de corrientes gaseosas contaminadas y gases de combustión en partículas de dióxido de carbono para la obtención de combustibles y compuestos de valor agregado; la biodesintegración de gasóleo y biodiésel a partir de aceites de estos microorganismos, entre otros temas.
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