Por: Redacción/
México tiene un alto potencial para incorporar biocombustibles a la matriz energética, principalmente para el sector del transporte, como alternativa viable y ecológica que permitirá la sustitución paulatina de los productos derivados de los hidrocarburos fósiles, aseguró Violeta Yasmín Mena Cervantes, investigadora del Centro Mexicano para la Producción Más Limpia (CMP+L), del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Explicó que la inestabilidad e incompatibilidad política entre países productores y consumidores de combustibles fósiles trae consigo entre otras cosas, fluctuaciones de los precios internacionales de los energéticos y elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, de ahí surge la necesidad de diversificar la matriz energética (representación cuantitativa de la energía disponible para ser empleada en los procesos productivos).
Al dictar la ponencia “Retos y oportunidades para la inserción de los biocombustibles en la matriz energética de México: el rol de la I+D+i a través del LaNDACBio”, en el marco de conferencias organizadas por la Coordinación Politécnica para la Sustentabilidad, la catedrática aseguró que los biocombustibles constituyen una alternativa sostenible para la diversificación de la matriz energética de los sectores transporte, eléctrico y térmico.
En este sentido, destacó que la incorporación de biocombustibles en el transporte y para la generación de electricidad representa ventajas ambientales, ya que son combustibles renovables, no contienen nitrógeno (N) o azufre (S) en su composición y aportan a la seguridad energética y a disminuir la dependencia de los fósiles que domina el mercado nacional e internacional.
Para lograr lo anterior, la investigadora dijo que es necesario utilizar tierras marginales u ociosas para el empleo de especies endémicas; el diseño de un esquema de aprovechamiento integral de toda la planta hacia una biorrefinería; no utilizar los cultivos alimentarios y promover el uso de materias primas residuales (grasas animales, aceite comestible residual y cultivos oleaginosos).
Mena Cervantes señaló que desde la aprobación de la Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos (2008), aún no existen proyectos integrales de aprovechamiento de bioenergéticos que impacten a nivel nacional. Por ello, la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) tiene que convertirse en un elemento tecnológico que detone iniciativas en esta materia.
Bajo esta premisa, el papel de la I+D+i es fundamental para fortalecer las capacidades respecto a la generación, aplicación y transferencia del conocimiento, con el propósito de incorporar los biocombustibles a la matriz energética, principalmente en el sector transporte a través de la mezcla de bioetanol y biodiésel con sus análogos fósiles.
Por último, la especialista indicó que el IPN cuenta con el Laboratorio Nacional de Desarrollo y Aseguramiento de la Calidad de Biocombustibles (LaNDACBio), que presta servicios analíticos y de consultoría especializada, investigación científica, desarrollo tecnológico, forma recursos humanos especializados en materia de biocombustibles para maximizar la productividad y competitividad de la industria nacional, bajo los principios de sustentabilidad.
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