Por: Redacción
En México el ruido es un elemento que pasa desapercibido y no está considerado como un problema importante y, aun cuando la contaminación acústica debiera ser difundida para crear conciencia en la sociedad sobre los efectos en la salud, no existe una campaña de concientización y educación respecto del tema, señaló el doctor Fausto Rodríguez Manzo, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El académico explicó que el ruido resulta muy peligroso cuando se está expuesto de manera continua, pues las afectaciones no sólo son físicas sino también mentales y pueden manifestarse en la capacidad de audición, los niveles de estrés y padecimientos cardiacos, así como en dificultades para conciliar el sueño, la concentración y la capacidad cognitiva, entre otras.
La idea es que las personas tomen conciencia de este fenómeno y que sean aplicadas políticas públicas en la materia para que sea considerado de manera definitiva por las autoridades, pues “de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el sonido elevado en el entorno es un asunto de salud pública”.
Como parte de la jornada Hagamos ruido contra el ruido, que busca que la gente reflexione sobre la importancia del cuidado del ambiente sonoro y los daños a la salud, el grupo del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico (LADAC) de la Unidad Azcapotzalco realizó onomatopeyas, dibujos, lotería sonora, un recorrido por el jardín secreto y otros juegos para alertar a los niños sobre los riesgos de la sobreexposición a espacios con sonidos estridentes.
La actividad realizada en la Biblioteca Vasconcelos incluyó también pláticas y actividades lúdicas: tendedero sonoro, semáforo de sonidos, boom ¿qué es? y otros juegos que repercuten significativamente en la consideración del ruido como un inconveniente espacial y social.
El docente del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización y responsable del laboratorio indicó que la iniciativa surgió ante la necesidad de que la gente se dé cuenta de la problemática, pues a diferencia de la contaminación del aire, lumínica o del agua, la exposición a elevados decibeles es algo que pasa desapercibido.
Los estudios que la Unidad Azcapotzalco de la UAM ha realizado con la Secretaría del Medio Ambiente y con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología buscan proponer normativas y políticas encaminadas a que las personas puedan protegerse de este fenómeno y que quizá esta sea la primera vez que se haga algo tan amplio sobre el tema, por lo que la Casa abierta al tiempo sigue siendo líder de investigación en la materia.
El académico invitó a realizar acciones concretas como evitar en lo posible el uso del automóvil y cuidar que sea silencioso; no utilizar el claxon, ya que el problema de ruido más importante que tiene la Ciudad de México es por tráfico vehicular, así como evitar el uso desmedido de bocinas y de sistemas portátiles de música.
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