Por: Redacción/
México requiere de un programa de construcción y reconversión de nosocomios para el corto, el mediano y el largo plazos que responda a un paradigma nuevo que optimice costos de diseño, , equipamiento y operación, hasta lograr espacios sustentables, habitables, resilientes y estéticos, planteó el doctor Salvador Duarte Yuriar, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Con 1.5 camas censables por cada mil habitantes –el mínimo que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS)– el país ocupa el penúltimo lugar entre los 34 que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en contraste con Japón y Corea del Sur, que cuentan con 13 y diez camas por el mismo número de personas, respectivamente.
Comparada “esta situación con la pandemia podemos decir que nos toma con ‘los dedos en la puerta’, ante las dificultades que hemos tenido en cuanto al abasto de medicamentos y los centros hospitalarios mal proyectados o inconclusos, es decir, un sistema rebasado, vulnerable y en estado crítico”.
El profesor del Departamento de Métodos y Sistemas de la Unidad Xochimilco externó la necesidad de realizar estudios de costo-beneficio para la reconversión y dar un “segundo aire” a sanatorios que ya han cumplido su ciclo de vida útil, por ejemplo, el Hospital de Jesús que mandó erigir Hernán Cortes y sigue funcionando en la Ciudad de México después de casi cinco siglos, cuando se considera que el periodo es de 60 años.
La política pública para rehabilitar clínicas debe incluir una estrategia que postule la sustentabilidad mediante el empleo de materiales ecológicos y criterios de diseño bioclimático, habitable y resiliente que logren edificios resistentes a sismos y huracanes –entre otros fenómenos naturales– pero también estéticos –en los que los usuarios se sientan gratificados– y a costos accesibles de los servicios.
Los nuevos deberán ser planeados diferentes a las construcciones conocidas hasta ahora para que brinden condiciones idóneas al personal médico y los pacientes y, en particular, preparados para afrontar sucesos antrópicos como la actual epidemia, que forma parte de los de tipo ecológico-sanitarios, entre los que se encuentran el calentamiento global y el cambio climático.
La readaptación que se está aplicando en México para incrementar la capacidad hospitalaria es adecuada para el avance del COVID-19, ya que se están empleando opciones que pasan por la utilización de instalaciones existentes de cuidados intensivos para los pacientes con SARS-CoV-2, indicó el especialista en arquitectura.
Igualmente se han abierto sitios provisionales en módulos especiales de triaje para evaluar a los enfermos y ubicado áreas de terapia intensiva anexas a los accesos de los nosocomios públicos en carpas, según el modelo empleado por la Secretaria de Salud de la Ciudad de México, a la vez que están en proceso obras con muros de cancelería por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Otros lugares que estaban en construcción se han concluido de manera acelerada para resolver los servicios de terapia intensiva y disponer de un mayor número de camas e incluso se están ocupando puntos feriales como el Centro Citibanamex de la capital del país, considerando la condición crítica previa a la emergencia sanitaria.
Además de erigir centros médicos, México debe experimentar un cambio cualitativo del sistema nacional de salud para hacer de la medicina preventiva la fortaleza principal, ya que se debe apostar a evitar que la gente se enferme, en lugar de invertir en curar, “aunque ahora es urgente brindar atención y no abandonar a los enfermos”, sostuvo Duarte Yuriar.
Para ello se deben crear instalaciones de medicina general y fortalecer las existentes, que son las del primer contacto familiar donde se atiende a 85 por ciento de la demanda, pero también consolidar el segundo nivel –los hospitales generales– donde están internados los pacientes con coronavirus.
El convenio firmado entre el gobierno federal y las dos asociaciones que representan a las instancias privadas del sector es una inyección de certidumbre, pues ofrecen atención desde el 23 de abril pasado y hasta el 23 de mayo, a personas con padecimientos distintos al COVID-19, lo cual permitirá a las instituciones públicas enfocarse en casos de la pamdemia, concluyó el jefe del Área de Investigación Espacios Habitables y Medio Ambiente del Departamento de Métodos y Sistemas.
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