Por: Redacción
Ante el panorama mundial actual y la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se requiere crear un modelo económico que ponga el interés de México por delante, con una redefinición del concepto de nacionalismo que privilegie el crecimiento y el empleo más que la estabilidad macroeconómica, pues sin desarrollo y generación de empleo, el país no saldrá adelante ni se insertará estratégicamente en el contexto mundial, señalaron académicos de la UNAM.
Armando Sánchez Vargas, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), sostuvo que el modelo exportador, basado en la liberalización casi completa de la economía, está agotado, y debe ser reemplazado por otro que no cierre las fronteras, sino que aproveche el contexto internacional de apertura económica, y que al mismo tiempo cambie sus objetivos y enfatice el crecimiento económico, el empleo y la redistribución del ingreso.
El encargado de la Coordinación de Análisis Prospectivo del IIEc detalló que se requiere un cambio de paradigma económico: pensar en una economía que mantenga los niveles de exportación, capaz de llevar a cabo tratados de libre comercio en condiciones ventajosas para nuestro país y, sobre todo, fortalecer el mercado interno; el gobierno debe fomentar la inversión y el consumo mediante el aumento de los salarios y la creación de empleos, incluso para recibir a los miles de mexicanos que serán deportados de EU.
De ese modo también se evitaría la pérdida de 0.25 por ciento del producto interno bruto (PIB) en caso de que se impusiera un arancel de 35 por ciento a las remesas que llegan de la Unión Americana.
El modelo exportador actual, detalló, está agotado. Presenta problemas tales como un gran déficit en la balanza comercial, que genera inestabilidad y nos hace vulnerables a shocks económicos; una proporción muy alta de la deuda pública con respecto al PIB, que podría terminar en una crisis si no se vigila, así como altas tasas de interés, entre otros.
Sánchez Vargas indicó que de no haber cambios estratégicos, el escenario será de un crecimiento muy bajo, estancamiento económico y mayor inflación; es decir, de estanflación con un déficit de empleos para las futuras generaciones.
Por ello, insistió, en el corto plazo la economía mexicana debería comenzar a resolver los desequilibrios que hoy presenta: reducir el déficit comercial, mantener la deuda equilibrada y reorientar el gasto público a los sectores que pueden producir más valor agregado. ¿Cómo lograrlo? Se requiere de una política industrial en el contexto de apertura comercial, invertir en ciencia y tecnología, y vincular a las universidades con el sector productivo. “Debemos ser más productivos y competitivos y diversificar mercados, no anclarnos a un solo país”, insistió el especialista.
En la conferencia de medios “México ante la llegad de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Oportunidades y desafíos”, Jesús Gallegos Olvera, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, opinó México debe recuperar las ventajas de nuestra ubicación geopolítica y geoeconómica y determinar una estrategia propia ante cualquier resultado de las decisiones políticas del vecino país del norte.
“México no debe hacer suya la agenda y la actitud estadounidense, por el contrario, debe mantener independencia e identidad sobre las bases de su propio poder nacional”, aseveró.
Se requiere un nacionalismo pragmático en el que la relación bilateral con Estados Unidos sólo forme parte de nuestra estrategia internacional; en donde se deje de pensar en términos coyunturales para crear bases analíticas, organizativas y estratégicas que definan la política de México para lo que queda de esta administración y de la que vendrá en 2018.
Para Gallegos Olvera hoy se presentan oportunidades como el fortalecimiento de nuestras relaciones con el exterior, con países como España o Alemania, así como con la región latinoamericana, que es nuestra vecina, pero no nuestra aliada.
La situación actual nos permite identificar en nuestro propio país las condiciones de desarrollo, no sólo territorial, sino social y generacional; también debemos detectar otros muros como el racismo interno o el desequilibrio en la economía con 55 millones de mexicanos en pobreza, los cuales también deben ser derribados, finalizó.
No Comment