Por: Redacción/
El Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar Morales, celebró que México haya optado por alguien que dentro del sistema democrático buscó pacíficamente la confianza de la sociedad, durante la ceremonia conmemorativa del Día del Abogado.
En el discurso que dedicó para festejar a quienes ejercen esta profesión dijo que le queda claro que “no puede haber la menor duda para nadie, el pueblo de México está consciente de su calidad democrática y la ha ejercido de manera ejemplar, de manera pacífica como los más civilizados pueblos del mundo.
“Y ha decidido en libertad, por el mejor candidato que así ha considerado, en alguien que durante años dentro del sistema mismo de la democracia buscó pacíficamente la confianza de la sociedad”.
En este entorno, agregó, es que todos los abogados estamos llamados a defender dentro de la legalidad el ejercicio democrático de nuestra sociedad. Porque destacó que “no hay verdadera sociedad democrática si no tiene justicia”.
Por mi parte, aseguró, “como abogado que tiene el gran privilegio y la enorme responsabilidad de formar parte y ahora encabezar el Poder Judicial de la Federación, como corona de mis casi 50 años de carrera judicial, que no puede confundirse con un sentido patrimonialista sino de vocación por la justicia, expreso mi plena convicción de que la independencia del poder judicial es un componente esencial del derecho a un juicio imparcial y del estado de derecho”.
El Presidente del Máximo Tribunal Constitucional del país advirtió que “el requisito de la independencia e imparcialidad de los jueces no es una prerrogativa ni un privilegio que se les reconozca en su propio beneficio, sino que se justifica por la necesidad de que puedan ejercer su función como guardianes del Estado de derecho y de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas.
“Como tal, la independencia del Poder Judicial debería ser considerada por todos los ciudadanos y todo órgano del Estado como una garantía de verdad, de libertad, de respeto de los derechos humanos y de justicia imparcial, libre de influencias.
“La independencia de los jueces no depende únicamente del recto actuar y convicciones propias de los juzgadores, sino que está enmarcada en las condiciones favorables que lo permitan, no sólo facilitándole su trabajo, sino dándoles la necesaria seguridad de que serán respetados en sus decisiones, en su permanencia en el cargo, en su integridad personal, en tener remuneraciones y condiciones de retiro razonables y dignas, que le permitan tener la humana tranquilidad para reflexionar sus análisis y decisiones sin presiones ni internas ni externas que doblen la vara de la justicia. Así se ha comprometido México al participar en la elaboración de los Principios Básicos Relativos a la Independencia de la Judicatura, aprobada por la Asamblea General de la ONU en noviembre y diciembre de 1985.
“Repito, las condiciones de seguridad, estabilidad, remuneraciones dignas y capacitación, no son en beneficio personal de los juzgadores, ni mucho menos privilegios inconfesables de éstos, sino condiciones necesarias para un servicio público indispensable, ineludible de un país democrático que busca tener paz en el respeto a los derechos humanos de todos y construir con ello una sociedad más justa.
“Pues tener buenos jueces, independientes y confiables hace que la democracia sea real y efectiva y el Estado de Derecho deje de ser una utopía. La independencia del Poder Judicial es la que garantiza el equilibrio de los poderes; la defensa de la Constitución frente a las arbitrariedades de las autoridades; y un freno de los atropellos de las mayorías hacia las minorías”.
Por ello, dijo, “si la sociedad está basada en el respeto al Estado de Derecho, el abogado cumple un papel esencial. Sus obligaciones no se limitan al fiel cumplimiento de lo encomendado por su cliente. En un Estado de Derecho, el abogado debe servir a los intereses de la justicia así como a los derechos y libertades que se le han confiado para defenderlos y hacerlos valer”.
En este contexto, aseguró, el respeto de la función del abogado es una condición esencial de una sociedad democrática. “El abogado debe ser pilar y líder en la lucha contra la corrupción, inseguridad y desigualdad que es el cáncer que debilita, desgasta y destruye vidas y sociedades, por ello debemos impulsar la recta conducta de los abogados, sin importar las consecuencias”.
Hay decisiones, les dijo, que obliga tomar el recto actuar, que muchas veces lastiman u ofenden intereses ajenos al derecho o son producto de la ignorancia.
“Muchas de ellas han sido por mí asumidas en aras del recto caminar del sistema de justicia federal. Así lo he hecho, desde hace muchos años, y lo haré siempre, queda libre mi conciencia de haber hecho algo que no fuera lo correcto conforme a mi conciencia, pues el máximo e inocultable juez de cada uno, es uno mismo”.
Por estas decisiones, explicó, “yo mismo he sido objeto de insanas y muchas veces cobardes afirmaciones sobre mi actuar, incluso por algunos que se dicen mis amigos. No me arredro, la conciencia limpia de mí actuar, las decisiones que en solitario y en colegiado he tomado se han regido siempre por la transparencia y la justicia y hasta por sancionar a los malos funcionarios, pues en mi convicción no hay intocables, no hay tolerancia a la corrupción por más que en algún momento hubiera confiado en ellos”.
“Cada decisión que he tomado la he hecho pensando en el bienestar de la justicia, en el beneficio del pueblo de México, si algo me hubiera avergonzado no podría mirar de frente a mis hijas y a mis nietos como lo hago”.
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