Por: Redacción/
Los humedales son ambientes clave: algunos proveen agua dulce, y en ellos se mantiene la biodiversidad y riqueza natural. Una de sus ventajas es que purifican el agua y evitan inundaciones. México cuenta con seis mil 331 complejos de humedales, de los cuales 142 son considerados de importancia internacional; sin embargo, de 1900 a la fecha se ha perdido el 62 por ciento.
En el marco del Día Mundial de los Humedales, que se conmemora mañana, 2 de febrero, Roberto Lindig Cisneros, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, campus Morelia, Michoacán, reconoció que no hay estudios suficientes sobre la situación de estos entornos, pero las tendencias no son alentadoras.
Se trata de extensiones de tierra cubiertas por agua, de manera temporal o permanente. Sus suelos tienen características particulares: no contienen oxígeno, por lo que su composición química es diferente; además, la flora se adapta al medio y presenta cualidades distintas a las de la vegetación terrestre.
Los estados con mayor superficie de humedales son Campeche, con 26 por ciento; Tabasco, 16 por ciento; y Chiapas y Veracruz, con nueve por ciento cada uno (Inventario Nacional de Humedades 2012, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad).
Y los que están en mayor riesgo son los del norte, por ser los más raros: se ubican en zonas áridas o semiáridas, como Cuatro Ciénegas, Coahuila; pero también corren peligro muchos ubicados en las costas, indicó el investigador nivel II del SNI.
Riqueza perdida
Los humedales abarcan lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, pastizales húmedos, tuberas, oasis, estuarios deltas, manglares y zonas costeras como arrecifes coralinos, e incluyen sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales y salinas, por lo que son de gran importancia para la preservación de la biodiversidad.
México se sumó en 1985 a la Convención de Humedales de Importancia Internacional (RAMSAR), un tratado internacional que implica su conservación y uso racional mediante acciones locales, regionales y nacionales, pero su degradación sigue, alertó el investigador titular C.
Según la “Evaluación cuantitativa de la pérdida de humedales en México”, realizada por Patricia Moreno Casasola (del Instituto en Ecología, del Conacyt), se estima que más de la mitad de los estados que actualmente tienen humedales los han perdido. Los más afectados son Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California, Sonora y Tabasco, y debido al tamaño de estos ecosistemas, se calcula que nuestro país ha perdido el 62.1 por ciento, refirió.
El también responsable del Laboratorio de Restauración Ambiental del IIES señaló que este problema es multifactorial: los degradamos directamente, los drenamos, destruimos la vegetación; en muchos sitios se introduce ganado, en varias zonas no hay drenaje y las aguas negras los contaminan, pero también hay daños indirectos.
A esto se suma el cambio climático, pues los modelos teóricos predicen una disminución de lluvias en México, lo que impacta negativamente en la disponibilidad de agua no sólo para las personas, sino para estos sistemas.
Impacto negativo
“Si urbanizamos o deforestamos una cuenca en donde se recarga un acuífero que alimenta un humedal, se reduce la cantidad de agua disponible. En Morelia, por ejemplo, el humedal de Mintzita aporta el 40 por ciento de ese recurso a la ciudad, pero continúa su destrucción”.
Además, son filtros naturales que ayudan a mantener la calidad del agua, y cuando se dañan o pierden ya no retienen contaminantes ni nutrientes, y el líquido no se purifica.
Otro problema es que la mayoría de peces que se explotan comercialmente en los mares se reproducen en humedales costeros, y si ya no existen, disminuirá potencialmente ese sustento humano.
Desde hace 15 años, el experto de la UNAM ha estudiado el humedal de la Mintzita, en declive por la introducción de ganado y de especies invasoras, por la desecación, los incendios inducidos y la contaminación por exceso de fertilizantes en la parte alta de la cuenca.
“Las especies invasoras no funcionan igual que las nativas y este ecosistema ha perdido parte de su capacidad para mantener la calidad del agua de los manantiales. La espadaña (Schoenoplectus americanus), por ejemplo, ha sido desplazada por pastos africanos, introducidos en potreros para el ganado, y no permite que crezcan otras plantas. Así acabamos con un sitio y se altera el régimen hidrológico”, ejemplificó.
Oportunidades de estudio
Es necesario cuidar más de los humedales; sin embargo, lamentó el experto, en México hay pocos profesionales en el área, a pesar de ser de suma importancia.
“Es una oportunidad para hacer aportes significativos. Se requiere de más estudios, pero somos muy pocos, quizá un par de docenas. Es importante que los jóvenes se sumen a la investigación de estos ambientes, desde aspectos biológicos, económicos y de ingeniería”, finalizó.
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