Por: Redacción
En México, urge una política exterior plural, integral y audaz. Enfrentamos el desafío de tener en el Ejecutivo del país más importante para las relaciones internacionales de nuestra nación, a un gobierno hostil. En consecuencia, se deben ajustar, repensar y replantear muchos elementos de la política internacional, y más que ver el triunfo de Trump como una crisis, considerarlo una oportunidad para subsanar los problemas internos relacionados, afirmaron expertos en la UNAM.
En el marco de los Foros Universitarios “La UNAM y los desafíos de la Nación”, con el tema Política Exterior, el embajador Jorge Eduardo Navarrete, integrante del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, refirió que ese replanteamiento debe hacerse no con una óptica defensiva, sino con una que aprecie correctamente la situación, mida sus riesgos y oportunidades y, en consecuencia, proceda a los ajustes y abra nuevas avenidas por explorar.
Recordó que hay una notificación formal del representante de comercio de la Unión Americana en la que se plantea la intención del gobierno estadounidense de modernizar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) con México y Canadá. Y aunque ya no se habla de renegociación, persiste un ambiente negativo. “Es difícil esperar que haya un ambiente adecuado para discutir esa modernización; además, se tiene que revisar la relación con Canadá”.
En el auditorio Jesús Silva Herzog del posgrado de la Facultad de Economía (FE), el embajador Francisco Suárez Dávila, y quien fue dos veces diputado federal, consideró que el TLCAN representa el ancla de un modelo sustentado en las exportaciones, pero que no ha generado crecimiento: ha originado una gran maquiladora dependiente y nos ha hecho vulnerables a lo que ocurre en EU.
México se ha desindustrializado y se ha incrementado la dependencia económica. Perdimos el sector estratégico de la banca, seguridad alimentaria y energética. “No hubo convergencia, sino divergencia de ingresos”. En un primer escenario cabría el perfeccionamiento del TLCAN, su modernización y avance en un proceso de integración, dentro de un marco más amplio de política. Pero también se puede plantear como opción la derogación, porque “es mejor que no exista a que haya un mal acuerdo”.
Esto último implicaría preparar una transformación integral de la estrategia de desarrollo y una nueva política exterior y comercial. Además, se requeriría un gobierno fuerte y con respaldo popular. Como sea, se debe aprovechar la coyuntura exterior para fortalecer a México, opinó.
En la mesa I del foro Estados Unidos, Norteamérica y la opción multilateral, Susana Chacón, exeditora de la revista Foreign Policy edición mexicana, e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, sostuvo que en términos de formulación de política exterior se requiere de una política estratégica y de un Estado donde los intereses nacionales sean claros.
Estamos en un momento de la relación bilateral con EU que no se había vivido en el último cuarto de siglo; de repente hubo una reversión, aunque eso no quita un comercio diario de al menos un millón de dólares y, al mismo tiempo, una falsa noción de asegurar la frontera con un muro, resaltó.
A pesar del TLC estamos en una relación de interdependencia social: 35 millones de personas de origen mexicano en EU, 2.7 millones de empleos en México y poco más de cinco millones en el vecino país dependen de ese acuerdo comercial; 80 por ciento de nuestras exportaciones se destinan a la Unión Americana y alrededor de 1.6 millones de hogares mexicanos dependen de las remesas que vienen de la nación vecina, sustancial para, al menos, 10 entidades como Michoacán, Guerrero y Oaxaca.
En esa relación asimétrica, 28 por ciento del PIB mexicano depende de las exportaciones a EU, mientras que para ellos, las exportaciones a México sólo representan 1.3 por ciento del PIB, abundó.
Jorge Schiavon, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, consideró que estamos en el peor momento de las últimas décadas en cuanto a imagen internacional por violencia y corrupción; pero también en el peor de imagen interna por esas causas y otras como impunidad, desigualdad, pobreza y violación de derechos humanos.
Con o sin Trump, prosiguió, sabemos que la relación internacional más importante de México es con EU y no nos queda de otra más que enfrentar los retos de la misma. Se debe atender el déficit de política exterior invirtiendo en la creación de infraestructura, en tener más y mejor capital humano. Estamos entre los tres mejores servicios exteriores del continente y tenemos la capacidad de la red consular más amplia (50 consulados) que tiene un país en otro. “Hay capacidad para empujar una política exterior más activa”.
Para Yolanda Trápaga, de la FE, debe haber claridad en un diagnóstico para la renegociación del TLC en el sentido de entender el significado de los sectores relacionados directamente con la naturaleza.
La huella ecológica global es de 1.5, es decir, que usamos los recursos de manera que no se les permite renovarse, y los que conservamos son inferiores en 50 por ciento a lo que existía en los años 60. “Es dramático y no todos se han beneficiado del abuso”.
En 2015 se tomó un acuerdo en París para reducir el uso de los combustibles fósiles, el indicador más importante del calentamiento global, reduciendo así las emisiones de carbono, que es el factor más importante de la elevación de la temperatura.
Empero, estamos muy lejos de atenernos a los límites que se han establecido como pertinentes. El cambio climático es irreversible, y las declaraciones y acciones de Trump van en sentido contrario a la conservación, finalizó.
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