- Aun cuando nuestro país forma parte del también llamado “club de países ricos”, porque quienes lo conforman representan aproximadamente 70 por ciento del mercado mundial, no es potentado y tampoco se le trata como tal, afirma César Salazar, especialista del IIEc de la UNAM.
Por: Redacción/
Ser miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) nos permite ser evaluados junto con las economías más importantes del mundo y advertir en qué estamos mal o hacia dónde enfocarse para estandarizar nuestra situación, razón por la cual debemos mantenernos en este organismo internacional, considera el especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), César Salazar López.
El economista universitario señala que “deberíamos aprovechar la experiencia y el análisis para aplicar políticas públicas que nos conduzcan a un mejor desempeño económico”, aun con las calificaciones negativas que le otorga a México.
La perspectiva es que permanecerá como integrante, pero sin mayor influencia sobre las políticas públicas globales, porque no existe una agenda mexicana en esos términos, advierte.
Aun cuando nuestro país forma parte del también llamado “club de países ricos”, porque quienes lo conforman representan aproximadamente 70 por ciento del mercado mundial, no es potentado y tampoco se le trata como tal, afirma César Salazar.
Seguimos manteniendo estrategias de dependencia. Es decir, “la forma en que se integra a la globalización no es la de un país industrializado, sino de uno en vías de serlo, pero en ese proceso quizá nunca lo seamos, si no aplicamos una política más adecuada”.
Al respecto, estima que México tiene una extensión territorial y una población que en sí mismos son importantes y le dan un sitio en la economía mundial. Sin embargo, le falta transitar hacia índices de crecimiento más elevados, mejorar el proceso de distribución del ingreso, al igual que las políticas fiscal e industrial con el propósito de tener mayores tasas de crecimiento.
De esta manera, agrega, estaríamos en posibilidad de alcanzar de nuevo el lugar que se tuvo durante la etapa del desarrollo estabilizador en la década de 1960.
Formar parte de ese organismo internacional constituido por 38 países, y cuyo propósito es coordinar sus políticas económicas y sociales, de alguna forma reconoce la instrumentación en México de las medidas neoliberales de ese momento y la forma en que aplicó ese modelo, puntualiza Salazar López.
El 18 de mayo de 1994 el país se constituyó en el integrante número 25, cuyo decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 5 de julio del mismo año. Su participación ha permitido aprovechar experiencias de otros países y dar a conocer mejor la economía mexicana ante las naciones que la agrupan.
Salazar López resalta que México fue la primera nación latinoamericana en adherirse a la OCDE, incluso antes que Corea del Sur. En la actualidad también se han integrado Chile, Colombia y Costa Rica. “Es un reconocimiento a estos países y de alguna forma se pretende que puedan integrarse a ese conjunto de naciones que, en última instancia, deciden cuáles son las mejores prácticas para generar estrategias encaminadas a resolver problemas públicos”.
Como parte de la evaluación, la organización elabora análisis comparativos en temas como corrupción y rigidez del mercado laboral, por ejemplo. Además, aplica el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés), para medir la eficiencia de la educación básica, asevera.
México fue invitado a integrarse a la OCDE como un reconocimiento por su adhesión a las políticas del Consenso de Washington o neoliberales, más que por un exhaustivo proceso de evaluación sobre la forma de hacer políticas públicas, su trayectoria de crecimiento económico, o un mayor bienestar de su población.
A pesar de que nuestro país es de las economías más grandes del mundo, no tiene influencia determinante sobre la forma de hacer políticas públicas en otros. Asimismo, su desempeño en ciertos rubros como: calidad de la educación, acceso a servicios de salud, etcétera, está siempre por debajo de los de la mayoría de los países de la OCDE.
Sin embargo, de acuerdo con el experto, tenemos características estructurales propias que nos hacen diferentes a naciones industrializadas como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur; no considerar esas características en las evaluaciones estandarizadas, también puede ser motivo de una mala nota.
Qué es la OCDE
Se creó en 1960 cuando Estados Unidos, Canadá y 18 países europeos se unieron con el objetivo de establecer una organización que promoviera el desarrollo económico. Trabaja para sumar países emergentes de América Latina, Asia y África.
Además, colabora con otros organismos e instituciones internacionales como la Organización Internacional del Trabajo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras pertenecientes a las Naciones Unidas. Es socio activo del G20 y colabora con la sociedad civil en varios niveles.
Una vez al año, el Foro anual de la OCDE reúne a sus integrantes, así como a representantes de organismos internacionales y directivos de empresas, sindicatos gremiales y de la sociedad civil. También participa en otros de carácter mundial y emite regularmente informes sobre desarrollo económico y demás rubros.
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