Por: Redacción/
México vive una situación de extrema precariedad que dificulta pensar en una política cultural, pues en este contexto las nuevas generaciones que son dinámicas, creativas y emprendedoras no poseen ningún tipo de garantía, sólo salarios miserables, advirtió el doctor Néstor García Canclini, profesor-investigador de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El desmantelamiento del sector público ha provocado que varios jóvenes talentosos sean expulsados a otros países, por lo que “tenemos que partir de este descontrol para no hacer reformas que sean irrealizables”, manifestó el Profesor Distinguido de la UAM, al participar en el CicloVentiladero cultural de la sucesión presidencial.
En la segunda mesa La reforma cultural –moderada por Eduardo Cruz Vázquez, responsable del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU), y Francisco Moreno, director de Editarte Publicaciones– el antropólogo afirmó que es preciso tomar en cuenta la opinión de los expertos y recuperar el quehacer de difusión de la Cineteca Nacional, la Biblioteca Vasconcelos, el Museo del Chopo y otros recintos funcionales que otorgan un servicio a un público masivo, pero que permanecen sin mayor proyección de crecimiento o capacitación de su personal.
En el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván de la institución el doctor Eduardo Nivón Bolán, académico del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, externó que la realidad nacional ha rebasado todos los intentos de legislación en materia de educación o cultura. “Si bien estamos ante la proclamación de una normatividad insuficiente, no es menor su importancia ya que representa un avance”.
Es una reforma cultural que ya está en marcha y la primera ley de cultura de México y del continente, “resultado de las transformaciones constitucionales acontecidas en la historia y con la cual se reconoce al país como un Estado pluricultural”.
Nivón Bolán señaló que en ningún programa de trabajo presentado por los precandidatos es abordada esta coyuntura, pues “siguen sin otorgarle un lugar específico a lo cultural, algunos mantienen un discurso viejo, sin innovación y disperso”.
Ricardo Fuentes, asesor del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados y ex director delCentro Cultural Ollin Yoliztli, sentenció que la clase política ignora por completo la visión ciudadana y a ello se suma la falta de conocimiento y profesionalización de los funcionarios públicos al frente de las instancias culturales, que mantienen “pendiente el forjar un vínculo real con la sociedad civil cultural” y el sinfín de inconsistencias en la tarea cultural que debería estar relacionada de manera estrecha con el desarrollo social.
Marta Turok Wallace, coordinadora del Centro de Estudios de Arte Popular Ruth D. Lechuga del Museo Franz Mayer, se refirió a la diferenciación entre alta cultura o bellas artes y las populares, ya que estas últimas reciben alrededor de 20 por ciento del presupuesto etiquetado para el campo general de las artes.
“Esto es un asunto de discriminación, pues vale más el indio muerto que el indio vivo, así que podemos tener marcos legales muy buenos e importantes pero no se reglamentan las intenciones”.
La antropóloga identificó que la descalificación vertida sobre todos los precandidatos funge como un elemento crucial para inmovilizar a la población, por lo que instó a la construcción de acuerdos en busca del bien común más allá de los intereses en el poder.
En la actividad organizada por la Coordinación General de Difusión, el GRECU y Editarte Publicaciones, el músico Horacio Franco compartió su experiencia al participar como diputado en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México para la redacción de la Carta Magna y atestiguó la ausencia de comisiones de cultura, “ni siquiera se mencionan en las discusiones”.
Como artistas o gestores culturales “no debemos perder nuestro sentido de responsabilidad social porque tenemos un grupo de seguidores a los cuales nos debemos, así que lo mejor que podemos hacer es obligar a los políticos a conocer la cultura y a repartir los recursos equitativamente”.
El escritor y periodista Sergio Gómez Montero hizo un recuento histórico sobre el origen de las instituciones culturales en el país y las calificó de irregulares, extrañas y desconectadas de la sociedad. “Hay un profundo divorcio entre la política como práctica social y la cultura como accionar social, por eso la cultura siempre está en el último lugar porque saben cómo abordarla”.
Cualquier reforma cultural implica una revisión “y quien sea el próximo presidente de la República debe evaluar las instituciones, las leyes y las políticas”, apuntó.
La próxima sesión del Ciclo Ventiladero cultural de la sucesión presidencial se llevará a cabo el 21 de febrero con la mesa La Secretaría de Cultura que viene, en la que participarán Patricia Chavero, Héctor Garay, María Elena González, José Antonio Mac Gregor y Alejandro Ordorica.
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