Por: Melisa Carrillo
El mercado Ernesto Piget, mejor conocido como el mercado de San Juan, se ubica en uno de los barrios más antiguos de la ciudad, escondido entre establecimientos y construcciones imponentes, como el templo de San Juan o del “El buen de tono” y el edificio de Teléfonos de México.
A pesar de que es uno de los lugares que todo habitante de la Ciudad de México debería conocer, los citadinos se han olvidado de este pequeño tesoro, con la capacidad de acercarte a las delicias consumidas a lo largo del mundo a precios accesibles.
Este pequeño mercado (uno más entre los muchos que se encuentran en la ciudad para el citadino despistado), es un rincón mágico, en el que productos tan exóticos como excéntricos, te tentarán desde el primer momento.
Y es que, para las personas que no tenemos la oportunidad de viajar a Europa para comer los mejores embutidos, o para degustar los mejores quesos, el establecimiento de San Juan representa una forma de transportarse a través del tiempo y espacio, las cocinas y restaurantes de diversos países alrededor del mundo.
Caminando entre sus pasillos, podrás encontrar los productos que le han dado fama al establecimiento comercial: carnes exóticas y poco comunes en nuestra dieta, como la de león, cocodrilo o tigre, y frutas con nombres impronunciables y sabores desconocidos.
Sin embargo, dentro del abanico de opciones, también encontrarás productos que formaron parte de la alimentación de nuestros antepasados y que hoy en día son más apreciados por personajes extranjeros que los mismos mexicanos.
En el puesto de la familia Álvarez, un joven amable y vivaracho repite una y otra vez el lugar de procedencia de sus insectos, así como las formas en que se pueden disfrutar. “Si damita, todo lo que ofrezco es comestible, chapulines, escorpiones, alacranes, shaüis, alcociles, chinicuiles y hormigas chicanas”.
La hormiga chicatana, proveniente de los estados de Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Guerrero se puede consumir en tamal, mole, salsa, sal y mayonesa. Mientras que la cucaracha de Madagascar, traída por estadounidenses desde la isla tropical, se puede consumir viva o preparada con jugo de limón y acompañada con un caballito de mezcal.
En palabras del joven, las marchas, los clásicos del fútbol mexicano y hasta la lluvia afectan las ventas en el mercado, ya que los clientes no tienen forma de llegar al recinto. Actualmente los locales envían los pedidos a los restaurantes y domicilios de sus clientes para lograr salir a flote.
Por otra parte, el joven está convencido que el factor negativo más importante al que se enfrenta, es el hecho de que los mexicanos no consumen lo nacional. A pesar de que sus productos más importantes son elaborados al 100% por connacionales, los extranjeros, especialmente los colombianos, son los principales compradores, gracias a los guías turistas que los llevan a dar el recorrido por San Juan.
A pesar de que el mercado se encuentra en una buena ubicación, frecuentemente se encuentra transitado por un mayor número de compradores extranjeros que mexicanos.
Quizás esta situación se deba a que no en todas las casas se pueda preparar sopa de tortuga asiática, o comprar un kilo de carne de león o cocodrilo. Pero lo que es un hecho, es que cada visitante encontrará algo a la medida de su gusto y antojo.
Hermosas frutas y verduras de distintos estados de la república y rincones del mundo, quesos y embutidos europeos, bebidas y dulces japoneses, excentricidades como hamburguesas y mixiotes de carne avestruz, león, venado o cocodrilo, y mariscos de diversas longitudes; son sólo una parte de lo que el mercado de San Juan tiene para ofrecerte.
Visita este tesoro exótico de la ciudad, y consiente a tu paladar con productos mexicanos e internacionales de la mejor calidad.
El mercado de San Juan se encuentra ubicado en la calle Ernesto Pugibet esq. Plaza Buen Tono, col. Centro, ciudad de México. A unas calles de las estaciones del metro San Juan de Letrán y Salto del Agua.
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