Por: Redacción/
Gracias al desarrollo tecnológico se ha incrementado y mejorado la vigilancia del volcán Popocatépetl. Hoy se cuenta con alrededor de dos mil 400 datos por segundo del coloso, provenientes de instrumentos y comunicaciones como sismómetros, estaciones GNSS (sistema global de navegación por satélite), mediciones de deformación y señales de infrasonido, expuso en la UNAM Paulino Alonso Rivera, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
El estado actual de la instrumentación del volcán consiste en 11 cámaras y 12 sismómetros –algunos de banda ancha–, estaciones para medir deformación, sensores infrasónicos, estaciones meteorológicas y un detector de flujos de sedimento y agua (lahares), detalló en el encuentro “El Popocatépetl: 25 años de actividad eruptiva”, organizado por el Instituto de Geofísica (IGf).
Al hablar de la prospectiva para los próximos años, apuntó que se planea el mejoramiento de la red de monitoreo geoquímico, incluir otro tipo de sensores para la medición de emisiones de gases y la posibilidad de instalar una cámara térmica de manera permanente.
En el aspecto humano, abundó, se plantea un sistema de alertamiento en conjunto con otras instituciones, “por lo pronto, por el peligro de los lahares”.
Paulino Alonso Rivera indicó que en este tiempo se han registrado diversos proyectos, algunos en colaboración con España, Estados Unidos y Francia, pero reconoció que ha sido un reto mantener y operar la instrumentación, que cada vez proporciona datos más fieles de la actividad del volcán; en esta tarea “ha sido fundamental la vinculación con las comunidades”.
Labor titánica
Diana Vázquez, también integrante del Cenapred, resaltó que el monitoreo se realiza las 24 horas de todos los días del año, labor difícil por la logística y presupuesto que implica, por la necesidad de personal especializado para el mantenimiento en campo y laboratorio de los equipos (monitoreo, análisis e interpretación de datos) y para la difusión de la información.
Al hablar del “Sistema de alerta temprana del volcán Popocatépetl, evolución en 25 años”, José Gilberto Castelán Pescina, de la Dirección de Instrumentación y Cómputo del Centro, detalló que se trata de un conjunto de elementos relacionados entre sí para proveer información oportuna y eficaz a comunidades expuestas, y para que las autoridades puedan actuar de manera apropiada y reducir el daño a las personas. “Es un trabajo conjunto con la UNAM, municipios y gobiernos estatales; involucra a todos”.
En cuanto a la capacidad de respuesta, se ha trabajado con las unidades estatales y municipales para la elaboración de planes de operación y evacuación, y sus protocolos, de forma que hoy se cuenta con un solo plan operativo para el volcán, donde cinco entidades tienen establecidos mecanismos de acción.
Hace un cuarto de siglo se contaba con instrumentación analógica, transmisión por radio, unas cuantas computadoras y medios de comunicación escuetos en la transmisión de la información; hoy, cuando ocurre un evento importante, de inmediato se transmite en redes sociales y se solicita información a los expertos, dijo.
En 1998 se detectaban las explosiones con cámaras analógicas, tecnología que permitía ver un destello en la parte superior del cráter y algunos fragmentos incandescentes en imágenes de poca calidad. Con los años mejoró la resolución hasta detectar la actividad eruptiva con gran detalle.
Actualmente, finalizó Gilberto Castelán, un reto es que todo el sistema de monitoreo y alertamiento tenga en pocos minutos información veraz y oportuna en los medios electrónicos de comunicación y en redes sociales, y proporcionar la información en torno al Popocatépetl.
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