Por: Redacción
En México, los fármacos ilegales y falsificados representan 60 por ciento del mercado, por lo que urge regular y sancionar su venta y distribución en tianguis, mercados y vía pública, señala una iniciativa impulsada por la diputada María Victoria Mercado Sánchez (MC), para adicionar la fracción VIII al artículo 196 del Código Penal Federal.
El documento, publicado en la Gaceta Parlamentaria, refiere que el consumo de medicinas apócrifas, piratas o ilegales, causa graves daños a la salud, y las penas actuales no son suficientes para erradicar esta actividad.
Plantea establecer que las sanciones aplicables por los delitos previstos en el artículo 194 serán aumentadas en una mitad cuando se cometan en mercados, tianguis, vía pública, o en cualquiera de sus inmediaciones. Los castigos en dicho precepto contemplan prisión de 10 a 25 años y de cien hasta 500 días multa.
Explica que el tráfico de medicamentos en México se ha convertido en un grave problema de salud. En los últimos años, la Procuraduría General de la República decomisó más de un millón de fármacos apócrifos, lo que hace que el mercado emergente de estos productos converja con el crimen organizado, donde las actividades ilegales se han vuelto más perjudiciales para la sociedad.
Entre los productos que más se clonan están los diseñados para enfermedades crónico degenerativas, como diabetes, presión arterial, lípidos altos y los que tienen que ver con la disfunción eréctil.
De acuerdo con datos de la misma Procuraduría General de la República, las zonas de mayor producción y distribución de fármacos ilegales se encuentra en el Pacífico-Centro, siendo Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Morelos y la Ciudad de México, las entidades que más comercializan estos productos. Sin embargo, enfatiza, no se tiene un diagnóstico de la cantidad de laboratorios clandestinos que operan en el país.
Señala que productos que se fabrican en India, Pakistán, China y otros países de Asia, entran a México por las fronteras de Belice y Guatemala.
Esas sustancias pueden provocar el avance de los padecimientos al contener sustancias inocuas o un principio activo que no trata la enfermedad, y simplemente no funcionan, ocultan la sintomatología y empeoran la condición de los pacientes. Además, se corre el riesgo de envenenamiento e intoxicación.
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