Por: Redacción/
Efectuar limpieza constante en el hogar y centros de trabajo, respetar las medidas sanitarias y extremar precauciones en el transporte público son algunas de las recomendaciones que deben seguir aquellas personas que padecieron la COVID-19 y también sus familiares, aseguró Mauricio Rodríguez Álvarez, vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus.
Dejó en claro que aun cuando cada caso tiene sus particularidades, pues algunos pudieron ser más graves que otros, es importante llevar a cabo acciones preventivas rigurosas.
“Hay que limpiar todas las superficies de uso común, como controles remotos, computadoras, tabletas, jaladeras y manijas de puertas, cajones y baños, llaves, barandales de escaleras, orillas de escritorios y mesas. Se puede hacer con un limpiador común de la casa de forma constante”, señaló el también profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Rodríguez precisó que conforme el paciente se alivia y pasan los síntomas, el riesgo de contagio es menor. Sin embargo, “no va a ser cero nunca, puede ser que hayan salido del problema en casa, pero el contagio sigue en la comunidad, por eso es importante no relajar las medidas, seguir usando el cubrebocas y seguir cuidándonos aplicando higiene de manos y estornudo de etiqueta”.
Las personas que salen de sus hogares para ir a trabajar, dijo, tienen mayor riesgo, de ahí que “deben cuidarse más y cuidar a quienes tienen en casa, pues pueden llevar el contagio aunque otros familiares permanezcan en la vivienda”.
Además, es importante suspender la convivencia familiar si alguien se siente mal para prevenir contagios, consultar al médico y evitar automedicarse.
“El descanso es fundamental para el enfermo, así como la atención para que no le falte nada, no salir de casa y ser apoyado por su comunidad. Con estas precauciones puede mejorar en diez días y evitar complicaciones y la hospitalización”, remarcó.
Para el regreso a los centros laborales y actividades sociales o culturales, comentó el especialista, es necesario usar cubrebocas en todo momento, mantener sana distancia en la medida de lo posible e higiene de manos con agua y jabón, o con gel.
No salgan de casa si están enfermos o si tienen a un enfermo grave, eso es fundamental. Si alguien cercano falleció por COVID-19, las personas allegadas tienen mayor riesgo de haberse contagiado, así que deben extremar sus precauciones, alertó.
Sugirió evitar, en lo posible, asistir a lugares concurridos y convivencias en espacios cerrados, además de hacer uso de elevadores.
Aseveró que mantener las medidas ayudará a evitar otros padecimientos y a tener conciencia de que la emergencia sanitaria no ha terminado.
Volver a convivir
El especialista recordó que quienes tuvieron la COVID-19 en situación crítica, y se aliviaron, deben esperar 10 días después del egreso hospitalario para volver a relacionarse con otros individuos, considerando que las condiciones de salud son buenas.
“Sin embargo, en estas circunstancias no hay una regla general y se evalúa caso por caso, pues depende de si el paciente salió con secuelas: respiratorias, de presión arterial o cardiacas, entre otras”.
Los cuidados deben seguir siendo estrictos, porque pueden adquirir otras afecciones como neumonía; y cuando ya son dados de alta, es poco probable que sigan contagiando el coronavirus, aseveró.
Respecto a la posibilidad de recontagio, Rodríguez Álvarez comentó que aún no está definida. “Se han dado reinfecciones, pero apenas están apareciendo en Europa con los segundos brotes, y no sabemos si serán más leves o más fuertes que el primero”.
Para quienes padecieron la enfermedad con menor intensidad, también es indispensable dejar transcurrir un periodo de diez días a partir de que comenzaron con síntomas como dolor de cabeza, fiebre, ataque al estado general, tos, dolor de garganta y dificultad respiratoria.
“Si todo evolucionó bien y ya no hay signos o síntomas, la enfermedad no se complicó ni requirió hospitalización, en diez días las probabilidades de que el paciente siga contagiando son muy bajas”, puntualizó.
Por meses, abundó, los lineamientos técnicos determinaban que esperáramos 14 días para la convivencia normal. Hay que recordar que estudios recientes revelaron que con diez es suficiente, sobre todo pensando en quienes se tienen que reincorporar al trabajo.
“Por ejemplo, al personal de salud le están dando diez días si evolucionan bien y se recuperan adecuadamente”.
El universitario reiteró que una vez recuperada la persona, la convivencia puede darse en términos regulares, conservando las medidas sanitarias.
En los lugares de trabajo hay que respetar los lineamientos de entrada, salida y de seguridad personal, y no discriminar cuando alguien que cursó por la COVID-19 se reincorpore a sus labores.
De igual manera, Rodríguez Álvarez invitó a aplicarse la vacuna contra la influenza, cuya temporada abarca de octubre a principios de diciembre. “Hay que hacerlo en esos meses y dar prioridad a los grupos vulnerables”. También, la del neumococo y tosferina, especialmente para adultos mayores y niños.
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