- José Antonio Ocampo participó en el Ciclo Xochimilco Hoy: Depredación, aprovechamiento y Conservación.
Por: Redacción/
La utilización del ajolote como una especie bandera y la lucha por su conservación dentro de sus lagos de origen, no sólo revertiría su peligro de extinción, también protegería a las demás variedades que habitan en su entorno, otorgándole una oportunidad de recuperación al ecosistema de Xochimilco, afirmó el doctor José Antonio Ocampo Cervantes, jefe del Proyecto Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante el Ciclo Xochimilco Hoy: Depredación, aprovechamiento y Conservación, el doctor Ocampo Cervantes señaló que este peculiar anfibio cuenta desde 1972 con reportes de investigaciones sobre sus procesos de regeneración –ya que si pierde una extremidad, comienza un proceso de cicatrización con células que migran hacia la parte dañada y regeneran todo– y su incuestionable aporte como modelo científico.
En el CIBAC habita una colonia de ajolotes fundada en 2007, gracias a la cual se llevan a cabo investigaciones sobre su reproducción en cautiverio, manejo integral, aprovechamiento extractivo y biotecnología sobre su cultivo; en 2013 se hizo un ejercicio de liberación de ejemplares en San Gregorio Atlapulco –uno de sus principales lugares de origen– con el fin de lograr un proceso de reintroducción.
De las 32 especies existentes en el continente americano, 17 son endémicas de México y cuentan con una distribución amplia que va del centro al norte, excepto la ambystoma mexicanum, que es la más famosa del país y conserva sus rasgos larvales en su vida adulta, con una aleta dorsal de renacuajo que recorre casi la totalidad de su cuerpo y sus branquias externas que sobresalen de la parte trasera de su ancha cabeza.
Ocampo Cervantes sostuvo que los ajolotes dorado y rosado son razas selectivas que muestran un defecto genético, por lo que si se desea proteger el genoma como propiedad de los mexicanos será necesario resguardar el fenotipo original, que no sólo es importante por su cualidad de regenerarse, sino porque la conservación de esta especie podría propiciar la recuperación de todo el ecosistema xochimilca.
Sin embargo, los ajolotes y las demás especies de la zona se enfrentan a problemas muy fuertes por el impacto de la actividad humana, incluida la pérdida del hábitat que cambia de ser natural al uso de suelo habitacional, perdiéndose el espejo de agua de los canales. Además de la presencia de especies invasoras, entre ellas la tilapia y la carpa, que han contribuido al declive de las poblaciones silvestres.
Además la zona lacustre de Xochimilco ya no es un ambiente natural, sino artificial, pues ya no recibe agua de fuentes naturales, sino que se abastece de plantas de tratamiento del Cerro de la Estrella y San Luis Tlaxatemalco, siendo esto lo único que lo mantiene vivo, pero sin manantiales o correntías que lleguen a la zona.
La contaminación vertida por aguas grises sin tratamiento a los canales ha afectado a toda la fauna, pero también las actuales lanchas motorizadas que sostienen a 20 o más personas, lo que crea un problema fuerte de contaminación por metales suspendidos y disueltos. “Si a esto sumamos su venta para consumo o como mascota, pronto veremos el irremediable fin de esta maravillosa especie mexicana”, finalizó el investigador.
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