- Enfrentan el éxodo masivo de la clase media, con profesionistas que requiere el país, señaló Carlos Martínez Assad, investigador del IIS de la UNAM.
Por: Redacción/
El grupo talibán que recién llegó al poder en Afganistán enfrenta serios problemas al interior de ese país, como el éxodo masivo de habitantes, principalmente de las clases más preparadas como profesionistas; la desconfianza de la comunidad internacional, al identificarse con violencia y terrorismo; y la carencia en satisfactores básicos como abasto alimentario, seguridad y flujo económico a través de instituciones bancarias, señalaron especialistas reunidos a distancia por la UNAM.
“Han salido del país cientos de miles de personas, pero no es factible que un país pueda ser despoblado. Hemos visto en las últimas semanas la salida tumultuosa de afganos, de algunos colaboradores del gobierno previo. Pero lo que prevalece es la expectativa de lo que sucederá con el gobierno talibán que se instaló”, planteó Carlos Martínez Assad, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, y titular del Seminario Universitario de Culturas del Medio Oriente, y moderador del evento “Afganistán después de la ocupación”.
“Los talibanes están identificados con la violencia, con brutalidad, con la limpieza étnica y el terrorismo. Es un movimiento de jóvenes que buscan el islamismo en su visión más conservadora”, recordó el embajador de México en retiro Jorge Álvarez Fuentes.
Subrayó que los talibanes han vuelto a tomar las riendas del país. Ya habían gobernado por un periodo corto, pero ahora lo hacen después de 42 años de una situación de guerra prácticamente permanente.
“Está en juego la viabilidad del país si no hay la componente del desarrollo, por lo que todos los actores involucrados (incluidos los de la resistencia) están interesados en que haya seguridad y estabilidad”, aseguró.
En esa nación es fundamental la ayuda humanitaria internacional, pues la mitad de la población la necesita de manera urgente, pero no tendrán acceso a las reservas económicas que existen fuera del país, señaló.
Entre los problemas urgentes, Álvarez Fuentes consideró el alza en los precios de los alimentos, desempleo de 30 por ciento de la población, un sistema bancario colapsado, economía devastada y corrupción galopante.
“Lo que sigue es un escenario difícil donde habrá seguramente un condicionamiento para reconocer al gobierno de los talibanes. Pero los europeos y los americanos saben que tienen que operar con los talibanes, ellos son los interlocutores, les guste o no”, manifestó.
En su oportunidad, Alfonso Zegbe Camarena, director ejecutivo de Estrategia y Diplomacia Pública de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), consideró que en Afganistán no se ha consolidado un Estado nación, y se trata de un país que depende de la comunidad internacional.
Aunque tienen armamento y equipo militar, la mayor parte está averiado y no tienen a los especialistas que los opere, así que necesitan negociar con los países vecinos, enfatizó.
“El mundo tiene muy posicionada esta imagen de ellos de sangre, violación y vejación a los derechos humanos, de un grupo cerrado y atemorizando a su población. Dependen enormemente de la ayuda internacional para no caer en una crisis en materia de hambruna”, detalló Zegbe Camarena.
Informó que 70 por ciento de los alimentos que se consumen son importados, el empleo disminuyó 30 por ciento y hay desplazamientos de cerca de 700 mil afganos.
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