Por: Redacción/
Los pasados sismos en el país ponen al desnudo las condiciones de un México marginado y la pobreza extrema que viven muchas comunidades, afirmó la doctora Violeta R. Núñez Rodríguez, profesora-investigadora del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En su participación en el número especial 19-S. El sismo que movió a México, de la revista Reporte CESOP, publicación mensual del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, indicó que los terremotos del 7 y 19 de septiembre afectaron de manera severa la región del Istmo de Tehuantepec, en particular Oaxaca, Chiapas y Tabasco, estados con una fuerte presencia campesina e indígena y considerados entre los más pobres del país.
Al respecto apunta que según la Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2015, más de una tercera parte de la población de Oaxaca es originaria, siendo la entidad con la mayor proporción de gente hablante de alguna lengua indígena.
De acuerdo con el mismo censo 54.7 por ciento de sus viviendas no cuentan con agua entubada y casi la mitad de éstas no dispone de drenaje, además de que el nivel de escolaridad de sus pobladores es tan sólo de 7.5 años, por debajo del promedio nacional de 9.2. A ello se agrega que la entidad es la segunda con el mayor porcentaje de individuos en pobreza.
En relación con Chiapas expone que más de la mitad de su población es rural y alrededor de 27 por ciento habla alguna lengua indígena. El grado promedio de escolaridad es el primer año de secundaria. En cuanto a sus viviendas 43 por ciento no cuenta con agua entubada y 40 por ciento no dispone de drenaje.
En el artículo El sismo de los marginados: zonas rurales y empobrecidas, las más afectadas, la docente también considera a la Ciudad de México, ya que aunque está ubicada en el centro del país, de acuerdo con la Actualización del Marco Censal Agropecuario 2016, el ámbito rural representa 47 por ciento de la superficie total, lo que implica que casi la mitad del territorio de la segunda metrópoli más grande del mundo está en esa situación.
En siete de las 16 demarcaciones de la capital del país se concentra este tipo de asentamientos, la mayor parte en Milpa Alta y Tlalpan, abarcando mucho más de las dos terceras partes del área rural.
Más de 35 por ciento de la población de estas demarcaciones está en situación de pobreza, en tanto Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa, Xochimilco y Tlalpan tienen el mayor porcentaje de miseria.
Aunque el gobierno federal ha declarado como prioritario que estas poblaciones vuelvan a su vida cotidiana, Núñez Rodríguez enfatiza que la mayoría de afectados vivía en situaciones paupérrimas, por lo que decir que vuelvan a esa realidad es cuestionable.
La académica del Posgrado en Desarrollo Rural señala que el terremoto abre la posibilidad de poner en la agenda el problema de fondo, el cual no se solucionará repartiendo recursos o paliativos que sólo beneficiarán a empresarios y constructores, ya que lo que estamos viviendo es una realidad que nos lleva a plantear que “se vivieron varios sismos”: el “de las clases medias” y el “de los marginados”.
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