- José del Val Blanco, director del PUIC-UNAM, sugiere enseñar náhuatl desde la niñez.
Por: Redacción/
En México las lenguas maternas enfrentan una contradicción entre lo establecido en la ley y lo que viven a diario sus hablantes, quienes ven limitada su libertad de comunicarse y ejercer sus derechos porque no dominan el español. Sin embargo, la mayoría de quienes hablan este idioma tampoco las practican.
Salir de sus lugares de origen es una situación que, con frecuencia, les resulta complicada porque se enfrentan a problemas de comunicación, incluso para aspectos esenciales como solicitar un servicio médico, legal o cualquier otro trámite por sencillo que parezca.
José del Val Blanco, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC-UNAM), y Nadia López García, poeta Tu’un Savi (mixteco), egresada de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras, subrayan la importancia de reconocer y ejercer la diversidad lingüística que hay en nuestro país: 68 lenguas y más de 364 variantes.
En ocasión del Día Internacional de la Lengua Materna, que se conmemorará el próximo 21 de febrero, Nadia López relata:
La generación de mis padres fue muy golpeada físicamente con castigos e insultos por hablar su lengua, pero hoy en día estamos viviendo un cierto momento de remanso, en el cual hay apertura de hablar las lenguas originarias, pero aun así en el día a día, es muy complicado pensar en una diversidad lingüística palpable.
Del Val Blanco refiere que en la Ciudad de México, por ejemplo, “todo está nombrado en náhuatl: las flores, las montañas, la comida, los rincones, y nadie nos enseña esta lengua, se cree que es un asunto solo de Milpa Alta, de Xochimilco, pero no es así”.
Explica que la lengua de los pueblos originarios tiene una construcción donde la persona siempre está en relación con la naturaleza, y con los otros.
En cambio, en la visión occidental todo se individualiza, hay una especie de lógica que no comprendemos. Se separa la naturaleza de la cultura, y en ninguna de las lenguas originales se concibe esta disociación.
“Desde la primaria se debería trabajar con el náhuatl, tener una hora, con menores de quinto y sexto grado, donde empezaran a vincularse con la lengua y tener una comprensión más compleja de las cosas, y valorizar la posibilidad de otra”, sugiere.
El académico universitario comenta que en la UNAM se imparte la asignatura optativa especializada “México Nación Multicultural”, la cual ha cursado más de 30 mil estudiantes; este año se ofrecerá a mil más.
Al continuar, Nadia López García asevera que en nuestro país hay una ley de derechos lingüísticos y leyes secundarias, en las cuales se dice que puedes recibir educación, salud y justicia en tu lengua, pero en la vida real no se cumple.
“Aun en Oaxaca, de donde soy originaria, si solicitas algún documento administrativo y llegas hablando mixteco, es muy difícil que el funcionario te entienda, tenemos que usar el español como lengua puente”, destaca.
Ahora que estamos viviendo la pandemia, refiere la Premio Nacional de la Juventud 2018 en la categoría de Fortalecimiento a la Cultura Indígena, faltan doctores que hablen la lengua de los lugareños.
“Cuando alguien de la comunidad se siente mal y quiere ir al médico y no habla español, entonces buscamos a alguien que la acompañe; incluso, ahora que es un año electoral veo mucha gente buscando ser presidente municipal, y hay muy pocos que hablan la lengua del municipio que quieren gobernar”, indica.
Asunto colectivo
López García recuerda que en México hablar una lengua originaria fue sinónimo de vergüenza, incluso se creyó que era un signo de atraso. Ante esta situación, trabaja como tallerista con niños en actividades para la dignificación de la idea que tienen sobre su lengua materna.
“Algo muy importante para que nuestras lenguas tengan mucha vitalidad y sigan vivas, es pensarlas como un asunto comunitario y colectivo, trabajarlas directamente con los hablantes”, subraya la especialista con estudios de Antropología Pedagógica por la Universidad de Barcelona.
Para la ganadora del Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle 2017, “las lenguas originarias son lo que nos ancla a este mundo, no solo son un sistema lingüístico fonético de morfemas, aprendí mixteco a los ocho años, a partir de ahí, mi mundo fue otro, porque una lengua no solo te permite comunicarte sino te permite ser poseedora de una herencia, es otra forma de hacer mundo”.
Aquí un fragmento de Sangre, una de sus piezas poéticas:
“Me tu’un kitsia chikui /nuu. /Mee koo yo’o /saí ñuu savi / ¿Ntaka’an?”.
(“Mi palabra viene del agua/está viva./Yo también estaba aquí/ cuando se fundó el mundo./¿No lo recuerdas?”).
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